Al filo de las seis de la tarde los devotos fueron tomando posición alrededor de las sagradas puertas del templo del Corpus Christi. La tradición y la devoción portaron la ilusión de los costaleros que un año más saldrían a pasear su fervor por las calles de Algeciras. La Cuesta del Rayo adornó sus balcones con capas azules y en cada rincón del cielo se fueron asomando los fieles para acompañar la procesión de la Venerable y Sacramental Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto, Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora del Buen Fin.

El cielo se pintó de azul e incluso se asomaron algunos rayos de sol que se disfrazaban detrás de las gafas y las ropas aligeradas, demostrando que el tiempo sería un aliado más en el Domingo de Ramos. Pasados veinte minutos de las seis salió de la parroquia la imagen del Cristo bajo una gran ovación. Sin distinción de clases ni ideologías, las puertas del templo se llenaron de ciudadanos fieles a la Semana de Pasión, personas mayores y niños pequeños que miraban con asombro el cuidado paso con el que los costaleros marcaban el camino.

El incienso recordaba que estaba empezado la Semana Grande, y ya La Borriquita paseaba por las calles de Algeciras a la espera de la Oración del Huerto para entonar la carrera oficial. Casi a las siete menos cuarto apareció la Virgen del Buen Fin para iniciar su paso por la calle Jacinto Benavente, y tras el sentir del Cristo fue recorriendo la ciudad por Millán Picazo, Virgen del Carmen, Capitán Ontañón, calle Convento, Plaza Alta y así, hasta volver hasta el Corpus Christi, teniendo la recogida prevista en torno al filo de media noche. La gran familia de la cofradía desfiló junto a las imágenes con los nazarenos cubiertos de una capa azul, guantes blancos y portando el escudo emblema. Las bandas de Cornetas y Tambores del Cristo de la Buena Muerte de Palencia y la banda municipal de Guillena pusieron la música en torno al paso.