Semana Santa | Algeciras

Pasión, garra y dulzura

  • Patricia Cardoso emociona con su obra e invita a disfrutar la Semana Santa de Algeciras con todos los sentidos

  • La XXIII Exaltación de la Saeta, una de las ediciones más completas y musicales que se recuerdan

Exaltación de la Saeta en Algeciras por Patricia Cardoso / JORGE DEL ÁGUILA

En ocasiones, la sensibilidad, la mesura y la dulzura se fusionan con conceptos tan hondos y profundos como el desagarro y la pasión, un guiso que irremediablemente permite dar un resultado al alcance de muy pocos. La joven cofrade Patricia Cardoso interpretó en un abarrotado Edificio Escuela una de las más completas exaltaciones de la Saeta que se hayan visto en las 23 ediciones que lleva la Tertulia Cofrade La Levantá organizando este emocionante acto que madruga y anticipa la inminente llegada de los ‘Días del Gozo’. Una obra integral, de 360º como se suele definir en los nuevos escenarios de la comunicación, que a través de la palabra, el verso, el cante y la música dibujaron un pórtico muy especial a tan sólo catorce soles del Domingo de Ramos.

En un inicio espléndido, como si de un cuento romántico o una nana se tratase, Cardoso acarició todas las orillas de la palabra para esbozar un delicado cuadro con una protagonista muy definida y a la que prácticamente dedicó su exaltación: la patrona de todos los algecireños, la Virgen de La Palma. “Os invito a hablarle, a mirarla; una Blanca Paloma que sólo el mármol permitió representar”, explicó la exaltadora, “Es nuestro timón, luchemos con su Junta de Gobierno para verla coronada”, sentenció en relación al profundo deseo de los devotos de la patrona a verla coronada canónicamente.

Continuó con los clásicos y protocolarios agradecimientos a instituciones y personalidades, de sobra recitados por los protagonistas en estas citas. En ellos, Cardoso quiso acordarse de una manera especial de la Familia Campillo-Marín, dos apellidos muy unidos a la vida cofrade de la exaltadora; así como de su presentador, Cándido Romaguera, Hermano Mayor de su otra cofradía, Santo Entierro, tras profesar su profundo amor hacia sus Titulares de la Hermandad del Nazareno.

La exaltadora puso gran énfasis en su amor por la bella ciudad de la Bahía. Versó sobre su Algeciras, la de antes y la de ahora; la marinera, a la que injustamente “acusan de mala madre” en ocasiones pero que se abre de par en par cuando “florece la primavera”, siempre con su esencia “más marinera”. Recuerdos para el “Getsemaní del sur, que en pleno Parque María Cristina huele a incienso y flor”; así como de su “Cristo Cautivo de Medinaceli” y “las nuevas voces que llenan de saetas los balcones de Algeciras”, sin dejarse en el tintero nombres muy especiales en la cultura saetera de la ciudad como Beatriz Calderón [Nena] o Ana María Espínola. Todo ello, maridado con unas brillantes interpretaciones de distintas saetas que llevaron en más de una ocasión al éxtasis emocional al patio de butacas.

Le confeccionó un traje de mantilla para Algeciras, “del río Palmones al Cuartón”, con peina, rosario en San Isidro y encajes negros de solemnidad, ciñeron el traje a medida para una ciudad que sabe mirar, escuchar y creer en Dios y su madre. General Castaños, Santacana, Castelar o Juan de Lima, dejó claro Cardoso, eran algo más que apellidos y nombres ilustres, eran las estaciones en el Camino de la Buena Muerte hasta el corazón más latente del pueblo. “Ojalá la saeta nunca pierda la ilusión en el Barrio de San José Artesano”, aseveró en otro perfil la exaltadora.

Un texto que fue dibujando perfiles de palios y balcones de todos y cada uno de los rincones de la ciudad, así como de sus aceras, azoteas y tribunas en las que poner voz y cante flamenco hasta desembarcar en los dos grandes amores de la pregonera: Jueves y Viernes Santo.

“La saeta toma locura y pasión en la tarde del jueves a los ojos de la Luna de Nissan. Nazareno, caminas humilde y cargas con la cruz de nuestros pecados. Noche de lirios morados y claveles rojos. Noche de saetas en el balcón más privilegiado del mundo con naranjos y cerámica de colores”, versó la exaltadora. Sin duda, uno de los momentos más pronunciados del texto llegó con su declaración de amor incondicional a la Virgen de la Amargura que finalizó, de manera primorosa, con los sones de la marcha “Amarguras” que justo ahora cumple un siglo desde que las inspiradas manos de Font de Anta compusiesen el gran himno de la Semana Santa.

Con el paso del Viernes Santo “la saeta llega a su ocaso, aunque sigue viva y ardiendo porque aún le resta Semana Santa”. “Cuando todo se tiñe de negro aparece de lejos una llama prendida”, en relación a su otra gran devoción, la cofradía del Cristo Yacente y la Virgen de la Soledad, a la que cada Viernes Santo la exaltadora acompañada vestida de mantilla.

Tras recorrer, a través de los sentidos, todas las advocaciones y titulares algecireños, Cardoso cerró su texto con un espléndido “les llamo a vivir las calles y que sientan la saeta de nuestra Semana Santa”, para despertar las emociones y sueños que están a sólo unos días de convertirse en realidad.

Lea aquí la intervención completa de Patricia Cardoso

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios