Semana Santa

La Misericordia aguarda en el templo por tercer año ante la amenaza al mirar al cielo

  • La junta de gobierno decide por unanimidad no procesionar ante la atenta mirada de cientos de fieles

La parroquia del Corpus Christi contempló ayer por tercer año consecutivo una misma estampa. A las ocho y media de la noche el el Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Oración del Huerto, Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora del Buen Fin, José Fernández Cordón, tomó la voz en el templo abarrotado de devotos para sentenciar lo que muchos mirando al cielo ya presagiaban.

La junta de gobierno por unanimidad decidió no procesionar porque, en palabras de Fernández, "el tiempo no nos lo permite, lo siento mucho", el sentimiento en sus palabras quedó relegado por un aplauso fuerte y emotivo que devolvían el aliento al hermano mayor, mucho más compungido porque además reconoció que era su último año en el cargo. "Hoy para mí era un día muy importante, Dios no habrá querido que salgamos, prefiere estar aquí y que nosotros ahora le recemos", dijo.

Tras la triste noticia no se movió ni un alma del templo, bañado en la resignación de sus costaleros y olor impregnado del incienso. Se abrieron las puertas para que los devotos que aguardaban la salida pudieran observar las imágenes. A media luz yacía el Corpus, con el calor que recorría cada bancada entre velas y la humanidad contagiada de fervor.

El silencio perdía equilibrio por los mensajes discretos entre los devotos. Pasadas las ocho y media entró la banda de cornetas y tambores de Brenes y engalanó esta triste jornada con dos marchas procesionales que convirtieron en hilo la emoción. El Cristo y la Virgen se miraban en medio del templo con las miradas clavadas y una leve luz central que alumbraba este destino. Un nuevo año, la amenaza del cielo interrumpió las ilusiones.

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