La Semana Santa de Tarifa vivió anoche uno de los momentos más esperados por los fieles con el encuentro entre María Santísima de la Paz y Nuestro Padre Jesús Nazareno en la Calzada de Tarifa. Una estampa bellísima que reunió a cientos de personas en la céntrica calle adoquinada que no quisieron perder detalle.

El desfile procesional comenzó a las ocho de la tarde desde la parroquia de San Francisco. Aún con las claras de la tarde, el bello palio de la Virgen de la Paz, rojo y dorado, salió hacia las centenarias calles de la ciudad en busca de su Hijo. La talla iba engalanada con flores blancas, símbolo de pureza, y acompañada por la Banda de Música Pintor Manuel Reiné de la localidad.

Sobre las nueve y media, cuando el cortejo había recorrido las calles Santísima Trinidad, Plaza de San Julián, Colón, Peso y la bajada de Nuestra Señora de la Luz, el palio viró hacia la izquierda para quedar mirando hacia Sancho IV el Bravo, quedando encarado frente al templo mayor de San Mateo.

Los sones de la Agrupación Musical Pintor Manuel Reiné acompañaron la salida del Nazareno tarifeño, que quedó situado frente a la Virgen en un momento que muchas personas fotografiaron por su belleza plástica. El párroco Juan Pedro Varo ofreció el sermón del encuentro, tras el cual los sagrados titulares prosiguieron con su recorrido por las callejuelas tarifeñas hasta entrada la madrugada.

El desfile de anoche tuvo numerosos estrenos. El paso de palio de la Virgen lució dos jarras de 40 centímetros y seis violeteros de 15 centímetros elaborados en orfebrería repujada y plateada por el orfebre sevillano Jesús Iglesias. Además, la candelería de la Virgen lució más velas con una nueva disposición de los elementos. El paso del Cristo, por su parte, lució una pareja de ángeles cirineos de 35 centímetros, tallados en madera de cedro por el escultor roteño Miguel Ángel Caballero y que se ubicaron en la trasera del paso.

Se trata de la hermandad más antigua de la ciudad de Tarifa, establecida en 1643, año en el que se atribuye a José de Arce o a Alonso Martínez la autoría de la talla del Nazareno.

La cofradía es Real Archicofradía por real cédula de 12 de febrero de 1865, al aceptar la reina Isabel II el nombramiento de Hermana Mayor Honoraria. Esta gestión se debe a Francisco Patiño Macías. A partir de este nombramiento, y en acta de 29 de mayo de dicho año, ya se comienza a denominar Real Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad.