La Asociación Parroquial de Devotos del Santísimo Cristo de la Almoraima cumplió ayer con la primera de las dos estaciones de penitencia que realiza cada Semana Santa. En la jornada previa a la salida del restaurado Cristo de la Almoraima, Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de las Angustias procesionaron por las calles de Castellar a hombros de las cuadrillas de hombres y mujeres que cargan los pasos de Cristo y de palio, respectivamente.

Rosas blancas y rojas exornaban el paso de la Virgen, cuya salida fue precedida por la del Cristo, cubierto por iris morado y rosas amarillas, y cargado a varal por una cuadrilla de cuarenta hombres que fueron guiados, en la siempre complicada salida del santuario, por el capataz José Manuel Vaca.

Rocío Linares fue la encargada de alentar a las costaleras que sacaron un año más a las calles del pueblo a María Santísima de las Angustias. Mujeres que llevaron el peso del dolor de otra mujer, la madre de Jesús, por la muerte de su hijo en la cruz.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue el encuentro entre ambas imágenes, que tuvo lugar en la Plaza de Andalucía. Los músicos de la Banda Municipal de Jimena fueron los encargados de interpretar el programa de marchas procesionales que animaron el recorrido de ambas imágenes.

De este modo cumplió con su primera estación de penitencia la asociación parroquial local, que sigue trabajando por convertirse en hermandad. En estos dos últimos años, todo su esfuerzo económico se ha centrado en la restauración del Cristo de la Almoraima que por fin podrá verse en su procesión de la noche de Viernes Santo.Ésta es una de las procesiones que mayor número de público congrega por la belleza de la talla y el fervor que genera entre los devotos.