La reorganización de la Guardia Civil (XXXI)
La Guardia Civil en San Roque (CCXLVII)
Durante los nueve años que el teniente coronel Manuel Sanmartín Rives estuvo al frente de la comandancia campogibraltareña, experimentó el periodo de mayor complejidad que jamás se ha conocido. Todo ello derivado de la Segunda Guerra Mundial y el delicado periodo que se vivió en los siguientes primeros años
La reorganización de la Guardia Civil (XXX)
San Roque/El 15 de septiembre de 1950, el teniente coronel Manuel Sanmartín Rives, jefe de la 337ª Comandancia de la Guardia Civil (Algeciras), que el 23 de agosto de 1941 se había hecho cargo del mando efectivo de la entonces denominada 134ª Comandancia de Costas de la Guardia Civil (Algeciras), pasó a la situación de retiro al cumplir 60 años.
Fijó su nuevo domicilio en la ciudad de Algeciras, donde se quedó a residir hasta su fallecimiento, acaecido el 9 de noviembre de 1957, según certificado expedido seis días más tarde por el entonces juez municipal de la localidad, Esteban Benito Cuyar. El teniente coronel Sanmartín, antiguo alumno de la Academia de Infantería del Ejército en Toledo y natural de la localidad gaditana de San Fernando, dejó viuda a Juana Paz López y huérfanos de padre a sus hijos Eusebio, Alfonso y María del Carmen.
Poco antes de pasar a la mentada situación militar de retirado, concretamente el 16 de febrero de 1950, como consecuencia del ascenso al empleo de general de brigada del coronel Andrés García Pérez, jefe hasta entonces del 37º Tercio de la Guardia Civil (Málaga) y futuro general de la 1ª Zona (Sevilla), el teniente coronel Sanmartín se hizo cargo del mando de dicho tercio durante casi cuatro meses. Cesó el 12 de junio siguiente, al incorporarse al mismo el nuevo jefe, coronel Joaquín Cassinello López, que hasta su reciente ascenso había estado al mando de la que había sido la “nueva” 134ª Comandancia de la Guardia Civil (Valencia).
Durante los nueve años que el teniente coronel Sanmartín estuvo al frente de la comandancia campogibraltareña, no sólo ocupó la misma, durante más de cuatro años, concretamente entre 1944 y 1948, su mayor extensión territorial, a costa de parte de las demarcaciones de las Comandancias de Cádiz y de Málaga, y tuvo hasta diez compañías, sino que además experimentó el periodo de mayor complejidad que jamás se ha conocido. Todo ello derivado de la Segunda Guerra Mundial y el delicado periodo que se vivió en los siguientes primeros años.
Esto se debió principalmente a su singular situación geográfica en el Estrecho de Gibraltar, que unía dos teatros de operaciones excepcionalmente estratégicos como eran el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, así como su privilegiada posición frente al continente africano y la existencia de la colonia británica del Peñón, guarnecida por una activa y controvertida base naval.
Por resolución de 10 de octubre de 1950, dispuesta por el ministro del Ejército de Tierra, teniente general Fidel Dávila Arrondo, fue destinado para ejercer el mando de la 337ª Comandancia (Algeciras) el teniente coronel Francisco Hermida Medina, que al igual que los que le habían precedido, procedía del desaparecido Cuerpo de Carabineros. El 18 de abril de dicho año había sido ascendido a dicho empleo, con antigüedad de tres días antes, cuando prestaba sus servicios como comandante en la 242ª Comandancia (Bilbao), pasando inicialmente en turno de libre elección al Cuadro Eventual de Mando y quedando afecto al 42º Tercio (Bilbao) para documentación y haberes.
Por otra parte, el ya teniente coronel Ignacio Molina Pérez, que procedía igualmente de Carabineros y ha sido citado en algunos de los capítulos anteriores como segundo jefe de la comandancia campogibraltareña, había ascendido a dicho empleo con antigüedad de 9 de abril de 1948. Ya no estaba encuadrado en la 337ª Comandancia (Algeciras) sino que figuraba afecto al 37º Tercio (Málaga), si bien continuaba prestando sus servicios especiales en el Gobierno Militar del Campo de Gibraltar, con residencia en Algeciras.
Hay que significar que a partir del escalafón cerrado a fecha 1º de enero de 1951, ya se suprimió la separación que hasta entonces se venía haciendo de generales, jefes y oficiales procedentes del antiguo Cuerpo de la Guardia Civil y procedentes del antiguo, y desaparecido desde 1940, Cuerpo de Carabineros. Se hacía constar en una nota que, “la integración en una sola Escala, dentro de cada empleo, del personal de las distintas procedencias, no supone fusión ni variación alguna en la legislación que viene rigiendo ascensos y situaciones”.
Los dos comandantes que al inicio de 1951 estaban destinados en dicha comandancia del benemérito Instituto eran Juan del Río Fernández, procedente de la Guardia Civil con anterioridad a marzo de 1940, y José Fernández López, procedente del antiguo Cuerpo de Carabineros. Éste había ascendido a dicho empleo con antigüedad de 8 de enero de 1949, siendo posteriormente destinado a la 337ª Comandancia (Algeciras), procedente de la 232ª Comandancia (Tarragona). Sustituyó al comandante Carlos López Martínez, procedente de la Guardia Civil con antelación a 1940 y que a su vez había sido destinado a la 137ª Comandancia (Málaga).
Al ascender el comandante Juan del Río al empleo de teniente coronel, con antigüedad del 11 de junio de 1951 e incorporarse posteriormente a la 108ª Comandancia (León) como jefe de la misma, fue destinado a la comandancia campogibraltareña el comandante Miguel Tormo Lobera. Éste procedía de la Guardia Civil con antelación a 1940 y había ascendido a dicho empleo con antigüedad de 9 de septiembre de 1951, procedente de la 236ª Comandancia (Almería).
Como capitanes que al inicio de 1951 se encontraban destinados en la comandancia campogibraltareña estaban Salvador García Escribano (Tarifa), procedente del antiguo Cuerpo de Carabineros, y Salvador Guirado García (Atunara), procedente de la Guardia Civil antes de 1940.
Seguidamente, y más modernos por lo tanto en sus respectivos empleos, con arreglo a la ley de 15 de marzo de 1940 y la orden de 27 de mayo de 1944, dimanante del Ministerio del Ejército de Tierra, se hallaban formando parte de la llamada “Escala General”, los igualmente capitanes Eulogio Carpio Molero (Algeciras), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Emilio Cerviño Trisac (Algeciras), procedente del antiguo Cuerpo de Carabineros; así como Isidro Mateos Tejedor (San Roque) y Eustaquio Rodríguez Tinoco (La Línea de la Concepción), ambos procedentes de la Guardia Civil antes de 1940.
Con el empleo de teniente, todos ellos pertenecientes a la mentada “Escala General”, estaban Miguel Segador Borrasca (Guadiaro/San Roque), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Antonio Pérez Piñer (Algeciras), procedente del antiguo Cuerpo de Carabineros; Eduardo Haro Vazquez (Tarifa), que había ingresado en la Guardia Civil procedente de teniente de Infantería del Ejército de Tierra, empleo que había obtenido con posterioridad a la finalización de la guerra civil 1936-1939, donde había terminado como alférez provisional de Infantería; Avelino Palau Sastre (Facinas/Tarifa), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Manuel Seco Carrillo (Los Barrios), Perfecto Otero Batalla (San Roque) y Mariano Cobos Blanca (San García/Algeciras), procedentes los tres del antiguo Cuerpo de Carabineros; Silvano Chocarro Alonso (La Línea de la Concepción), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Antonio López Bustos (La Línea de la Concepción), José Conde Agut (Algeciras), Enrique Campos Benítez (La Cañada del Peral/Algeciras) y Julio Fernández López (Tarifa), los cuatro procedentes del antiguo Cuerpo de Carabineros; Daniel Ávila Díaz (Carboneras/San Roque), procedente de la Guardia Civil antes de 1940; Eusebio Abad Abajo (Palmones/Los Barrios) y Gabriel Bartolomé Navas (Algeciras), ambos procedentes de Carabineros.
(Continuará)
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