CLXXV ANIVERSARIO DE LA CARTILLA GUARDIA CIVIL (1845-2020)

La Guardia Civil en San Roque (II)

  • El coronel Jesús Núñez repasa la historia de la Benemérita en el Campo de Gibraltar

  • Esta segunda entrega está dedicada a la primera fase de organización y despliegue (1844-1845) 

Reproducción del escrito del jefe político de Cádiz fechado 8 de enero de 1845.

Reproducción del escrito del jefe político de Cádiz fechado 8 de enero de 1845.

El 8 de enero de 1845 el jefe superior político de la provincia era Manuel Lassala Solera. Desde el primer momento del despliegue de la Guardia Civil tuvo una acertada visión sobre la necesidad de la misma, dándole todo su apoyo y poniéndola en valor ante la sociedad gaditana y el resto de instituciones civiles y militares.

Se trata de un personaje que daría para una interesante y extensa biografía. En ese momento encarnaba la máxima representación civil del gobierno de la nación en Cádiz. Podría decirse que su figura en cuanto a “auctoritas” y “potestas” era similar a la de los no tan lejanos gobernadores civiles y con mucha más que los actuales subdelegados del gobierno, habida cuenta que en aquellos tiempos no existía la administración autonómica y por lo tanto no se había transferido competencia alguna.

Nacido en Barcelona en 1801 había ingresado como cadete de Infantería a los nueve años de edad, pasando con el tiempo a formar parte de la Guardia Real de Fernando VII. Ello no le impidió participar en la Primera Guerra Carlista a favor del pretendiente Don Carlos, pero a su finalización, en 1839, reconoció la soberanía de la reina Isabel II, a la que sirvió desde entonces con absoluta lealtad.

Llegó a Cádiz procedente de Alicante, en cuya provincia había estado desempeñando como coronel de Infantería y brigadier, el cargo de comandante general y subinspector de la Milicia Nacional. En mayo de 1844, mes fundacional de la Guardia Civil, fue nombrado jefe político de nuestra provincia, por lo que dejó temporalmente de prestar servicio activo en el Ejército y pasó a depender del ministerio de Gobernación.

Dos años más tarde, en agosto de 1846, fue nombrado jefe superior político de la provincia de Barcelona. Diez años después regresó a Cádiz, reincorporado nuevamente a la carrera militar y ostentando el empleo de mariscal de campo. Había sido nombrado en noviembre de 1856 gobernador militar de la plaza y provincia de Cádiz. Desempeñó dicho cargo hasta julio del año siguiente en que se le confirió el mando de la capitanía general de Andalucía, con residencia en Sevilla.

El mentado 8 de enero de 1845, jornada anterior al inicio de los primeros servicios que comenzó a prestar la compañía gaditana de la Guardia Civil, llegada el mes anterior, dirigió un escrito a los alcaldes de las poblaciones en las que se iban a instalar las primeras casas-cuarteles del benemérito Instituto, así como en aquellas localidades en las que empezarían a ejercer su vigilancia.

Dicho escrito tuvo gran difusión, ya que no sólo fue publicado en el boletín oficial de la provincia y en la prensa local, sino incluso también en la Gaceta de Madrid, antecesora histórica del actual boletín oficial del estado.

En su texto destacaba que: “La Guardia Civil es el brazo de protección y seguridad que el Gobierno ofrece al hombre honrado, y lo es de persecución y de temor para el delincuente y de mal vivir. El esmero con que se ha atendido al personal del Cuerpo, y los servicios que ya ha prestado en algunas provincias, aseguran llenará cumplidamente la intención paternal que S.M. se ha propuesto al dignarse mandar su creación en beneficio de la pública seguridad”.

Al final de dicho escrito detallaba el despliegue territorial de las tres secciones de infantería de la Benemérita por buena parte de la provincia y se refirió también a la sección de caballería en el Campo de Gibraltar.

Concretamente lo fue al exponer que la 3ª Sección se instalaría en la localidad de Medina Sidonia, vigilando especialmente los pinares de Chiclana de la Frontera, y extendiéndose hacia los términos municipales de Conil de la Frontera y Vejer de la Frontera.

A dicha unidad se le encomendaba que debía de estar “en comunicación con la fuerza de caballería del mismo Cuerpo”, situada en Algeciras y la 2ª Sección. Ésta última había sido ubicada en Jerez de la Frontera y se le había asignado velar principalmente por la seguridad del “camino principal” que se dirigía a Sevilla, debiendo recorrer constantemente los caminos hacia Arcos de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda y Puerto de Santa María.

La razón de que se hiciera sólo una mera referencia a la presencia de esa 4ª sección, la de caballería, cuya demarcación encomendada era el Campo de Gibraltar con residencia (supuesta e inicialmente) en Algeciras, se debió muy probablemente a que entonces, el jefe político de la provincia tenía limitada su jurisdicción en esa zona en beneficio del comandante general.

No hay que olvidar la supremacía en dicha época de los intereses militares en dicho territorio con numerosas unidades del Ejército desplegadas allí, motivado todo ello por los sucesivos conflictos bélicos mantenidos anteriormente contra la presencia colonial británica en el Peñón de Gibraltar.

A este respecto hay que significar que entonces, tal y como recoge Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar -edición de 1846/1850- la provincia de Cádiz contaba con dos comandancias generales del Ejército que dependían directamente de la Capitanía General de Sevilla. Una para el Campo de Gibraltar, con residencia en Algeciras, a la que correspondían los términos municipales de Algeciras, Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera, Los Barrios, San Roque y Tarifa, mientras que la otra, con cabecera en la capital gaditana, tenía por jurisdicción el resto de la provincia.

Si bien el comandante general del Campo de Gibraltar no tenía todavía competencia expresa en materia de orden público como tampoco de persecución del fraude y contrabando, lo que sí tendría años después, se trataba de la máxima autoridad gubernamental en un territorio que tenía unas circunstancias diferentes del resto de la provincia y de toda la nación.

No obstante lo anterior, y sin perjuicio de lo que pudiera ordenar el comandante general dentro de sus atribuciones, la sección de caballería de la Guardia Civil en el Campo de Gibraltar formaba parte de la compañía de dicho Cuerpo desplegada en la provincia de Cádiz, junto a las otras tres secciones de infantería, y bajo las órdenes directas de su primer capitán, José María de Cisneros Lanuza.

Inicialmente estaba previsto establecer en una primera fase de despliegue, un único acuartelamiento del Cuerpo en el Campo de Gibraltar, concretamente en Algeciras, al objeto de prestar desde alli servicio en otros puntos de la zona e ir creando nuevos puestos tan pronto fuera posible.

Sin embargo, su vasta extensión, su complejidad orográfica y la existencia de dos partidos judiciales, que conforme al real decreto de 21 de abril de 1834, tenían su cabecera en Algeciras (términos municipales de Algeciras, Ceuta con Alhucemas, Melilla y Vélez de la Gomera así como Tarifa) y San Roque (términos municipales de Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera, Los Barrios y San Roque), motivaron finalmente que en esta última localidad se ubicara, por ser más beneficiosa para la dirección, impulso y vigilancia del servicio, el mando de esa sección de caballería, ostentado por el alférez Juan Morillas de Casas.

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