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Es probable que algunas personas piensen que, a lo largo del día, ingieren una cantidad muy reducida de azúcar. Si rememoran la que le añaden al café y a los diferentes platos que cocinan, así como la que toman en otros alimentos que se ingieran en el postre o la merienda, pueden creer que han consumido muy poco, pero lo cierto es que los españoles toman de media, cada día, unos 110 gramos de azúcar, como recoge el portal de RTVE, lo que supone, a la semana, casi un kilogramo.
Entonces, ¿dónde está ese azúcar que provoca que durante la semana ingiramos casi un kilo de la sustancia? En muchas ocasiones, este se encuentra 'oculto' en las etiquetas de los productos, pues hay muchos nombres con los que "maquillar" su presencia, como señalan en Saber Vivir.
Por lo tanto, cuando vayamos a comprar un alimento en el supermercado debemos mirar con atención la etiqueta de este, pues si leemos "sacarosa", "glucosa", "fructosa", "lactosa", "maltosa" o "dextrosa" significaría que el producto contiene azúcares añadidos. En el programa que se emite en La 2 de TVE también apuntaron que "se recurre muchas veces a otros ingredientes que tienen azúcar en su composición", por lo que el "jarabe", el "sirope" o la "miel" también debería alertarnos.
Para controlar la glucosa, desde Saber Vivir indicanSaber Vivir que "las frutas, las verduras, las hortalizas y las legumbres" deben ser "nuestras fuentes de hidratos de carbono", que habría que "compensarlas" con proteínas de buena calidad, como las que encontramos en el huevo o en las carnes magras. En cuanto a las grasas, recomiendan las "saludables" que nos proporcionan tanto el aceite de oliva como los frutos secos.
Respecto a los alimentos que debemos evitar, en el programa televisivo mencionan a los dulces, la bollería, los embutidos o las bebidas alcohólicas, así como a los refrescos o a los que contengan azúcar añadido.
Además de comer de manera saludable, también se debe practicar ejercicio de una manera regular y aprender a relajarnos, pues "cuando estamos ansiosos muchas veces se altera también nuestra sensación de apetito", como apuntan desde el espacio, lo que provoca que comamos cuando, en realidad, no estamos sintiendo hambre, sino ansiedad. Aprender a diferenciar ese apetito real del que sentimos cuando estamos ansiosos es su paso importante para llevar una dieta sana.
Algunas técnicas de respiración, el yoga, la meditación o el taichí nos ayudarán a mantener alejados el estrés y la ansiedad y, por lo tanto, contribuirán con que podamos disfrutar de una dieta sana, que repercutirá positivamente en nuestra salud.
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