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La relación oculta entre aguantar la orina y los problemas de corazón

La relación oculta entre aguantar la orina y los problemas de corazón

La relación oculta entre aguantar la orina y los problemas de corazón

¿Cómo saber cuándo retener la orina se convierte en un riesgo para nuestra salud? El ritmo acelerado del trabajo, las prisas, ver una película larga en el cine o pasar mucho tiempo al aire libre pueden llevarnos a retener la orina durante períodos más largos de lo aconsejable. De hecho, retener la orina puede ser perjudicial debido a que la orina no es estéril, y cuando se almacena de forma excesiva y prolongada en la vejiga, puede favorecer el crecimiento de bacterias y provocar infecciones urinarias recurrentes, entre otros problemas. Uno de los más desconocidos es el impacto negativo que tiene en el corazón, una relación oculta cuyos mecanismos exploraremos en este artículo. 

Las ganas de orinar pueden surgir cuando la cantidad de orina alcanza entre 250 y 350 mililitros. En ese momento, dos músculos entran en acción: el esfínter, que se contrae para evitar la salida de la orina, y el detrusor. En principio, estos músculos se regulan de manera inconsciente, pero a medida que la cantidad de líquido aumenta, se requiere un mayor esfuerzo para retenerlo. Aquí es dónde comienzan los problemas, entre ellos los que están investigador en el sistema cardiovascular.

RELACIÓN CON LA PRESIÓN ARTERIAL ALTA

La presión arterial alta, o hipertensión, es un problema de salud común que afecta a muchas personas en todo el mundo. A menudo, se enfatiza la importancia de mantener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y controlar el estrés para mantener la presión arterial bajo control. Sin embargo, como hemos mencionado, existe una relación menos conocida pero significativa entre aguantar la orina y la presión arterial alta. 

Cuando una persona retiene la orina durante mucho tiempo, se puede producir una acumulación de presión en la vejiga y el tracto urinario. Esta presión adicional puede tener efectos negativos en el sistema circulatorio, como un aumento temporal en la presión arterial. Aunque esto no necesariamente lleva a problemas cardíacos crónicos, en individuos con afecciones cardíacas preexistentes, una presión arterial elevada transitoria podría desencadenar síntomas o complicaciones.

La explicación detrás de este fenómeno radica en el sistema renina-angiotensina-aldosterona del cuerpo. Cuando se retiene la orina, el cuerpo puede liberar más renina, una enzima que desencadena una serie de reacciones químicas que finalmente conducen a la constricción de los vasos sanguíneos y al aumento de la presión arterial. Aunque este aumento en la presión arterial puede ser temporal, la repetición frecuente de retener la orina podría ejercer un estrés adicional en el sistema cardiovascular, lo que podría contribuir al desarrollo de la hipertensión crónica.

Efectos sobre el estrés y la incomodidad 

La retención crónica de orina también puede generar incomodidad y estrés en el cuerpo, como indicábamos anteriormente. Este estrés crónico puede tener un impacto negativo en la salud cardiovascular, ya que el estrés prolongado es u n factor de riesgo en los eventos cardíacos. El estrés se ha asociado con un mayor riesgo de hipertensión y enfermedad cardíaca. Al retener la orina, se crea una tensión adicional en el cuerpo y se activa la respuesta de estrés, lo que puede aumentar la presión arterial y contribuir al desarrollo de la hipertensión a largo plazo.

Relación con la enfermedad renal crónica

El sistema urinario está diseñado para eliminar los desechos y el exceso de líquidos del cuerpo a través de la orina. Cuando se retiene la orina, se puede crear una acumulación de líquido en la vejiga, lo que puede generar presión en los riñones. Aunque esto generalmente no causa problemas significativos en personas sanas, en individuos con predisposición a enfermedades renales, como infecciones urinarias recurrentes o cálculos renales, retener la orina de manera constante podría aumentar el riesgo de desarrollar complicaciones en los riñones.

Así, si está demostrada la relación directa entre la enfermedad renal crónica y los problemas de corazón.  En un estudio publicado en el New England Journal of Medicine, se realizó un seguimiento a un millón de personas durante cuatro años, encontrando un aumento significativo en la morbimortalidad (complicaciones y fallecimiento) a medida que disminuía el filtrado glomerular renal. Se observó que de los 138.000 accidentes cardiovasculares registrados, se producía una acumulación de ellos en los estadios más avanzados de la enfermedad renal crónica. Además, se encontró que los pacientes con mayor presencia de proteinuria (proteínas en la orina) tenían una mayor propensión a sufrir accidentes cardiovasculares.

Asimismo, se ha demostrado en estudios que incluyeron a pacientes con afectación renal leve que en esta situación no se produce un aumento significativo de la enfermedad cardiovascular. Sin embargo, cuando se combinan factores de riesgo cardiovascular como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, entre otros, con grados leves de afectación renal, se potencia de manera considerable la incidencia de eventos cardiovasculares y la mortalidad (hasta en un 40%, según el estudio HOPE, Heart Outcomes Prevention Evaluation Study Investigators). 

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