Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

El futuro de Carteia y Iulia Traducta

A simple vista son simples montones de piedras, recuerdos de un pasado borrado por el expolio y la desidia, pero tanto una como otra representan un legado que nos identifica como pueblo

Un “problema técnico”, la expiración del contrato de la única guía que mostraba Carteia a los visitantes y el consiguiente cierre del recinto durante varios días, ha servido para que muchos hayan puesto sus ojos en este yacimiento arqueológico púnico-romano de excepcional valor histórico que se extiende sobre decenas de hectáreas en el término municipal de San Roque. La vieja ciudad, a medias insinuada y en su mayor parte enterrada aún bajo capas de tierra, cuenta -que sepamos- con foro, templo, termas, muralla y teatro, este último con unas proporciones que superan a los de Malaca, Baelo o Itálica, lo que nos da idea de la importancia que antaño tuvo la urbe. Habitada por miles de personas, fue la primera colonia latina establecida lejos de la península itálica.

Carteia está olvidada desde hace años. No solo falta de personal necesario para mantenerla y mostrarla al público en su estado actual, sino también un proyecto para descubrir y recuperar lo que aún oculta. Por no tener, no cuenta ni con un director o coordinador que se responsabilice de tan valiosos vestigios. Grandes expertos en la materia como Pablo Antonio Fernández Sánchez, Pedro Rodríguez Oliva, Margarita García Díaz, Salvador Bravo Jiménez o Darío Bernal Casasola han expresado en los últimos días a través de Europa Sur la necesidad de cubrir todas las demandas existentes para situar hoy a Carteia en el lugar que la historia le dio. También a Iulia Traducta, declarada BIC, coetánea de aquella y con una trascendencia análoga.

Fernández, algecireño, catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad de Sevilla, es el impulsor en el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo -órgano del que es vocal- de la propuesta de concesión a ambos enclaves del Sello de Patrimonio Europeo. Con ello, se podría alterar el estatus jurídico de los dos espacios para declararlos conjuntos arqueológicos y, así, dar paso a la redacción de un plan de actuación y al nombramiento de una dirección y de un equipo de arqueólogos, entre otras actuaciones.

Abunda entre las administraciones, en cambio, la tentación de desarrollar una “política cultural” basada en una rentabilidad cortoplacista, vinculada en exclusiva a la atracción de un turismo de touroperador

A simple vista, Iulia Traducta y Carteia constituyen simples montones de piedras, recuerdos de un pasado borrado por el expolio y la desidia, pero tanto una como otra representan un legado que nos identifica como pueblo. Se trata de referentes propios y únicos. Abunda entre las administraciones, en cambio, la tentación de desarrollar una “política cultural” basada en una rentabilidad cortoplacista, vinculada en exclusiva a la atracción de un turismo de touroperador y restaurante de menú cerrado en el que la divulgación del patrimonio y el conocimiento quedan en un segundo plano. Se apuesta por levantar sucursales de museos de renombre sin conexión alguna con el territorio o por acoger grandes conciertos, protagonizados por músicos de dudoso talento pero de gran audiencia. Pero no se trata de convertir la cultura en un objeto de consumo sin más, como el que se traga una bolsa de palomitas. O no debiera.

La promoción y la defensa de la cultura pasan por algo más que por subvencionar proyectos de artistillas afines, asistir a inauguraciones de todo pelaje o recibir al consejero en sus visitas a la provincia. Exige estar a pie de calle y tomar conciencia sobre el valor de nuestro pasado, tal cual debe ocurrir con Iulia Traducta y Carteia. Esperemos que el toque de atención dado por los citados expertos a la Junta de Andalucía surta efecto.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios