
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Desafuero
La base de la comunicación es la mentira, esto es: una visión del mundo falsa, ni siquiera propia, que intentamos hacer llegar a los demás. Me ha pasado que he dejado de salir a la calle por miedo a que me viole un extranjero. Sí, en las redes que hay un aluvión de vídeos de agresiones, detenciones, insultos, roturas de vehículos, atracos y hasta abusos de señoras como yo que me empujan a tener un miedo cerval dada la inseguridad manifiesta en que vivimos, culpa de esta xenoinvasión, menas que están por todas partes.
Subir un centenar de vídeos de delitos diarios entre cincuenta millones de personas es una muestra exigua de posibilidades. No es algo generalizado, habiendo además ciudades con muchos millones de personas pero el efecto, perfectamente estudiado, de colocarte uno, otro, otro, seguidos, transmite angustia. A mí me ha pasado, transmite la sensación de algo no controlado.
España tiene un problema de autoridad, eso es cierto, se puede comprobar entre delincuentes pero también en los centros educativos o médicos... Si la alternativa entre delito y honradez es indiferente o ventajosa hacia lo ilegal, quien ejerce la representación de la ley lo tiene complicado. El incumplimiento no ha de ser recompensado, no hablamos de la falsedad de las cárceles-resorts, sino de la falta de una política real de reinserción: que un delincuente vaya a la trena como periodo de descanso de su actividad o se pasee por los juzgados como Pedro por Moncloa, no trae nada bueno. Se confunde rápido ese contexto con un oficio, sus idas y venidas; te cogen o no te trincan pero no se distingue la obligación: obligación de cumplir y respetar la Ley.
La persona con diez denuncias distintas no puede existir. Entiéndaseme, no hay que eliminarlas sino que son el fracaso explícito del Estado, abandonados, y sobre todo respecto de la población honrada que sufre sin remedio la iteración de delitos que acaban con su tranquilidad, con su posibilidad de vivir en libertad.
Parece que la autoridad no cuadrara con el progresismo. Error, si hay una ideología interesada en que se cumplan las normas es la izquierda, porque sólo así una cierta igualdad puede tener un recorrido posible. Si no la clase trabajadora desespera entre la inmovilidad y la extorsión; a la derecha le interesa el autoritarismo porque aplicará la ley de forma laxa, ya se sabe que los chorizos son otros y entre nosotros amnistiamos lo fiscal. Perdonen lo grueso, lo uso como parodia de lo que somos, sin más pretensiones.
Quien comete un delito debe temer las consecuencias. No existe el extranjero delincuente, sí el delincuente extranjero, español, cojo o ciega, no debemos caer en la culpabilización de colectivos pero tampoco debemos tolerar que aquí este oficio sea un modus vivendi. Batalla perdida. Quienes mueven los vídeos saben que se trata de crear un clima, no de la verdad, y eso ya está hecho: alimentan el odio pero también la reacción, la gente se siente frágil pero eso obliga al extranjero a reagruparse para defenderse de la acusación gratuita: conseguido el objetivo, ésta es la única y verdadera guerra cultural.
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