Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
Muchos españoles tardarán en olvidar cuando vieron sus ciudades totalmente a oscuras el día que España se fundió a negro. En el reinado del 5G, la protagonista fue la radio. No podías comprar por internet, pero sí en la tienda del barrio, los monederos con efectivo dejaban en la cuneta al pago con tarjeta o móvil, había vecinos con los que hablar y un smartphone última generación, de mil y pico euros, se convirtió en un ladrillo que no servía para nada. Vimos las estrellas del cielo como nunca y a la chavalería jugando en calles y plazas. Preguntabas a Alexa y no respondía. En esos momentos de desconexión total, el único nexo con la realidad fueron las ondas de la radiodifusión en AM y FM. Como dijo en cierta ocasión Luis del Olmo: “Esto es lo que me gusta de la radio: el no saber qué va a ocurrir”. Y sin olvidar a Jacques H. de la Lacreitelle, que sentenció eso de "ella marca los minutos de la vida; el periódico, las horas; el libro, los días". En fin, hágase la luz.
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