
NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Volverán las plegarias al dios de la lluvia
Después de tres años de una guerra terrible en Ucrania como consecuencia de la agresión e invasión rusa que ha causado miles de muertos y un nivel de destrucción y crueldad por parte de Rusia, desconocidos en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial, anteayer se anunció en Arabia Saudí la posibilidad de un alto el fuego. Esta noticia es esperanzadora y permite pensar de forma optimista en un primer paso hacia el final de la guerra. No obstante, creo que hay que ser cautos y esperar en los próximos días cómo se van a ir desarrollando los acontecimientos.
En primer lugar, porque las condiciones en las que Ucrania ha llegado a la reunión en Arabia Saudí no son las más adecuadas para garantizar que aceptará un acuerdo de forma definitiva. Recordemos que ha llegado a la reunión después de constatar el cambio radical de posición de uno de sus principales aliados, absolutamente indispensable para su defensa frente al agresor, Estados Unidos. Este país estaba al inicio de la guerra en el bloque de países democráticos que apoyaron en múltiples formas al país invadido por una potencia autocrática que amenazaba no sólo a Ucrania, sino también a todo el sistema liberal de países basados en un ordenamiento jurídico apoyado en reglas y no solo en el poder la fuerza. Estados Unidos era el bastión central que sostenía la arquitectura multilateral occidental por su enorme poder económico, militar e incluso cultural. Pero esto ya no es así, Estados Unidos desde la victoria de Trump se ha alineado con Rusia, le ha facilitado de antemano, sin negociación, las condiciones que le interesa y ha impuesto a Ucrania la necesidad de rendirse y, además, pagar a Estados Unidos, utilizando sus recursos minerales como si fuera una extorsión realizada con métodos mafiosos. Ucrania no tiene en la actualidad una posición fácil ante la absoluta desproporción de fuerzas.
Pero tampoco sabemos hoy cuál va a ser la respuesta rusa a la propuesta del martes pasado. Lo cierto es que hasta ahora ha conseguido reforzar su posición en cuanto que Estados Unidos, sin ni siquiera iniciar las negociaciones, le otorgó cartas ganadoras. Trump no reconoce a Rusia como país agresor, ha afirmado que Ucrania no podrá entrar en la OTAN, garantiza a Rusia los derechos de conquista sobre los territorios conquistados y se niega a establecer un sistema de garantías. Rusia prácticamente tiene ganada la partida antes de empezar ya que Ucrania, además, sin la ayuda militar americana, apenas puede defenderse frente a una gran potencia nuclear.
Como se podía espera, Europa ha sido excluida. Por ello, ante un momento clave, la crisis puede ser una oportunidad para que la UE luche por conseguir una autonomía estratégica y desarrolle su política única de defensa. No habrá paz en Ucrania sin contar con Europa.
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