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Rubén J. Almagro

Un patrimonio de Algeciras

02 de julio 2016 - 01:00

ALGECIRAS vio ayer desaparecer a uno de sus patrimonios. Uno de esos seres especiales (nunca mejor dicho) que ya no nacen y que se marchan, sin lugar a debate, sin haber recibido ni una mísera parte de los reconocimientos que merecía. Sencillamente no se puede ser de Algeciras y no saber quién era Paco Prieto Poza, Pakopi, como todos le conocíamos.

Paco era un autodidacta incansable, con una capacidad inabarcable para poner en marcha un proyecto tras otro. El baloncesto fue lo que fue en su Algeciras porque un día le dio por fundar el Picadero, que implicó una demostración de que llevaba dentro un adelantado a su tiempo, porque no se quedó tranquilo hasta que construyó un equipo femenino. Alguna vez me contó que también coqueteó con el balonmano y era un entusiasta del atletismo, nada extraño para un tipo al que pasada y bien pasada la barrera de los sesenta casi era más fácil ver correr que andar. Lo que por otro lado resultaba paradójico para alguien que no perdonaba un desayuno en el Casino en el que el 'té', como él lo llamaba, era en realidad un vaso largo de whisky de marca nacional.

Prieto Poza, como firmó durante alguna etapa de su carrera, fue profesor, pero sobre todo se sintió, con todas las de la ley, periodista. Porque lo fue y de los buenos. De esos de antaño, de a pie de calle, de esa raza extinguida en buena medida por la aparición de las redes sociales y el confort de las redacciones. Paco lo mismo escribía una crónica de toros, que de un partido de fútbol o un incendio, que se sentaba con el político más antipático del universo y le arrancaba una sonrisa con aquellas kilométricas entrevistas de "cien preguntas cien, a un minuto la pregunta" que en realidad resolvía en poco más de un cuarto de hora.

Su capacidad camaleónica le llevó a adaptarse a los ordenadores con el mismo entusiasmo que un chiquillo. Su legendaria sordera no fue nunca un obstáculo para que tuviese una percepción del mundo, pero muy especialmente de Algeciras, con muchos más matices de los que alcanzábamos a ver los demás, de manera que los medios que le tuvieron en su nómina (Área, Sur, Radio Nacional, Europa Sur) se prestigiaban con su presencia.

Algeciras, su deporte, su enseñanza, su periodismo están de luto. Lo único es que en este caso no cabe escribir el tópico de descanse en paz, porque pueden dar por seguro que allí donde va ya andará maquinando como crear un equipo de lo que sea que se juegue en el Cielo y a poco que coja confianza elaborará el cuestionario para hacerle "cien preguntas, cien, a minuto la pregunta", al mismísimo Dios, que cuando sepa que es Pakopi el que le requiere, no dudará en atenderle. Y si no, al tiempo.

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