¿Pactos de Estado? Ni hablar

23 de agosto 2025 - 03:06

Después de siete años gobernando, Pedro Sánchez ha descubierto que los pavorosos incendios forestales que nos asolan son la consecuencia más dramática del cambio climático que amenaza la supervivencia del planeta Tierra. En consecuencia, hay que declarar el estado de emergencia climática y firmar un Pacto de Estado sobre el cambio climático.

En siete años al Gobierno llamado de coalición progresista, que ha pactado muchas políticas en perjuicio del Estado, no ha tenido tiempo ni voluntad de impulsar ningún Pacto de Estado sobre los asuntos y problemas más complejos y candentes de la nación. Por ejemplo, el cambio climático. Por ejemplo, la inmigración. Por ejemplo, la vivienda, que sólo despertó la preocupación gubernamental en vísperas de las elecciones generales de 2023. Nunca antes, pese a que el problemón viene de lejos y lo padecen millones de españoles, sobre todo los jóvenes.

Es imprescindible y más que urgente combatir –en lo concreto, presupuestado y acometido, no en declaraciones, eventos y solemnidades– el cambio climático y sus desastrosos efectos, pero ineficaz y oportunista enarbolarlo como explicación única de la plaga de incendios y, en el fondo, como excusa para justificar la inoperancia del Estado y todas sus instituciones ante el fuego. Una huida hacia delante, un patadón hacia fuera del área de peligro.

La España quemada es también en buena medida la España vaciada, a la que no se presta atención más que en las grandes desgracias. Necesita comprensión, ayuda y recursos para frenar su despoblación y su exposición al fuego y la devastación. Mientras llegan los grandes planes contra el cambio climático, ¿no sería obligado reordenar el territorio rural, invertir en la prevención de los incendios veraniegos, mejorar las condiciones de trabajo de los bomberos y fortalecer la coordinación entre las administraciones implicadas? Ahora la Fiscalía investiga si los ayuntamientos cumplen su obligación legal de tener listos sus correspondientes planes preventivos, pero no puede exigir lo mismo a las comunidades autónomas porque el Gobierno se olvidó durante tres años de aprobar los criterios y reglamentos con que desplegar sus propios planes. Con el fuego devorando 400.000 hectáreas de bosques y pueblos, el Gobierno ha caído en la cuenta y los aprobará en septiembre.

Todo huele a improvisación, tanto en las instancias de poder nacional, autonómico y local (éste es el menos dotado), a ir tirando en la gobernación de las cosas sin perspectiva ni ambición, y cuando llega la catástrofe, centrarse en las responsabilidades de los otros, nunca asumir las propias, y lanzar al aire proyectos globales y pactos entre todos que nunca se empiezan a negociar. Y en las formas, sustituir el debate por el insulto, la descalificación y la injuria. Eso lo trabajan bien, y disponen de primeros espadas, como Puente en el PSOE y Bendodo en el PP.

No habrá Pacto de Estado sobre el clima. Ya lo han decidido, con su actitud y sus antecedentes, quienes lo esgrimen y quienes lo reclaman.

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