La Focona

José Luis De Villar Iglesias

Lo mejor está por venir

15 de diciembre 2025 - 03:08

Es una constante histórica que en los finales de ciclo, y en eso estamos ahora, sin que sea preciso dar más detalles porque seguro que todos nos entendemos, tengamos la sensación de que todo despide un hedor insufrible y que parece que el cielo se puede desplomar sobre nuestras cabezas. Miremos a donde miremos sólo nos inunda la náusea y el deseo de mandarlos, a todos, a tomar viento. Pero también la historia nos enseña que las sociedades se sobreponen a las más desesperadas situaciones y que se termina saliendo adelante y, generalmente, para avanzar hacia situaciones mejores.

Los que ya teníamos uso de razón cuando aquella insoportable dictadura franquista empezó a desmoronarse los sabemos perfectamente. Porque en las largas décadas que hemos vivido desde entonces hemos visto, y sufrido, casi de todo, y seguro que podemos coincidir en que ahora estamos infinitamente mejor que entonces.

Pero para superar la insoportable situación en la que nos encontramos en este momento es imprescindible no perder la cabeza y confiar en nuestra capacidad colectiva en resolver los problemas. Hubo un tiempo, no hace demasiado, que ante la crisis y la incertidumbre algunos bárbaros, de distintos colores, creyeron que la fuerza de las armas lo resolvería todo. Afortunadamente la inmensa mayoría no lo pensábamos y esa alternativa quedó proscrita para siempre. Pero quizás hoy tenga mayor peligro quienes, conocedores de que la imposición violenta de sus autoritarias y liberticidas convicciones no es posible, intentan conseguirlo mediante el engaño y la persuasión. A los que tenemos fresca la memoria del dolor que la ausencia de libertades y la represión provocan a la gente común, creo que no nos podrán confundir. Pero me produce una angustia insuperable oír a algunos jóvenes que afirman estar dispuestos a renunciar a parte de su libertad para acabar con este maloliente estado de cosas. Eso sería como el hortelano que para acabar con algunas manzanas podridas envenenara toda su hermosa huerta.

Pero no puedo culparles. Me culpo a mí y a mi generación por no haber sido capaces de transmitir que la libertad, como dijo el Quijote, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos y no haberles enseñado a maldecir a los que nos la quieren arrebatar, en vez de jalearlos por las redes sociales.

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