Diafragma 2.8
Paco Guerrero
De facilidades
Ha pasado ya más de un año desde que Lamine Yamal vacunase a los franceses que ni las Españas en San Quintín. Un año, digo, desde que el chavea se convirtiese en orgullo nacional, santo del Gobierno, y salían por allí y por allá los ministros a decir que toma país plurinacional, que si fuera por la derecha ni Lamine Yamal ni Nico Williams, solo hispanos de cojones espartanos como Carvajal. Recuerda uno que incluso el señor Simancas, para ‘retratar’ a Feijóo por la acogida de menas, dijo que un “menor inmigrante” se había convertido en héroe del pueblo, en una de las declaraciones más racistas e ignorantes de las que se sucedieron entonces porque a Lamine lo parió su madre en hospital español.
Un año, insisto, y hoy cuando se pronuncia su nombre en los pasillos ministeriales al titular del ramo le suena a arameo. Digo que a este mago del balón le ha dado por celebrar su 18 cumpleaños haciendo gala de una cutredad que todos barruntábamos, con mucha cadenita cani, mucho brillante y mucha foto de puto amo con los dedos como Spiderman. Para una diversión que desconocemos Lamine ha tenido a bien contratar a enanos que desde una posición maternalista muchos se empeñan en tratar también como gilipollas, como si el hecho de ser enano implicase sufrir una anulación de la voluntad. Dinero de por medio, el enano que quiera saltar, que salte, y el que quiera bailar, que baile.
A mí no me gusta, y veo en la necesidad de contratarlos una demostración de imbecilidad. Hace unos días, en un bar, me sirvió una caña un enano y pensé que ojalá no me hubiera parecido tan revolucionario. Pero es que lo que yo piense da igual. El caso es que hay un grupo que ha decidido coger la guita e ir a hacer lo que sea a la fiesta de cumpleaños de un chaval que antaño fue héroe nacional y hoy, vaya por Dios, es opresor de enanos. Se dice que vaya ejemplo que da a los críos, y me da a mí que quienes afirman eso son malos padres a los que les da pereza educar a los hijos, como esos que se quejan de que Aitana mueva el culo. Lamine, que ya sabíamos que no era Xabi Alonso, ha dejado de ser un negro útil para quienes hace un año lo cogieron del pelopollo y lo engancharon a un mástil. Tal vez vuelva a serlo el verano que viene, cuando nos dé la segunda estrella y, de repente, los enanos se conviertan en personas con capacidad de decisión.
También te puede interesar
Diafragma 2.8
Paco Guerrero
De facilidades
Manual de disidencia
Ignacio Martínez
Un empacho de Juanma
Las dos orillas
José Joaquín León
La edad de la Constitución
La esquina
José Aguilar
Los hombres del presidente