
En tránsito
Eduardo Jordá
Un carrerón
Se habla siempre de la mirada ingenua de la infancia. Esa forma en la que observamos el mundo tras unos ojos al servicio de un cerebro que está estrenándose y entrenándose ante la vida. Todo es nuevo; todo sorprendente; a todo se le da un significado que posiblemente esté alejado de lo que el objeto o la acción analizada es realmente. Yo siempre me recuerdo con expectación ante las cosas que veía por vez primera.
A lo largo de la vida esa capacidad de fabular y de interpretar se va ajustando a través del conocimiento objetivo de lo observado, pero también, a veces maleado o tergiversado por el subjetivismo, que mal llevado, puede ser la perdición de la Humanidad.
En estos días en los que coincide la fecha en la que nací con este caos general que nos circunda, unas veces real como el horror de esas guerras visibles (Palestina, Ucrania…), como las invisibles a los ojos de los que no la padecen o no interesa dar a conocer: Yemen, diez años de conflicto con dos de tres personas con necesidad in extremis de ayuda humanitaria en la Península Arábiga; Somalia, desde 1991;Chad-Sudán;Nigeria; Guerra civil de Libia; El Congo; Camerún; Dafur… y así hasta al menos 25 conflictos sin abandonar el continente africano, según ACNUR (Agencia de la ONU para los refugiados). Asisto con ojos de tercera edad pero con el mismo asombro que cuando era niña, a ese disparate en acción del hombre más poderoso del mundo. Ancho de cuerpo y estrecho de mente; con pelo canoso, de rubio albino, falso, of course, en su campaña para la carrera presidencial ya amenazó con hacer mil fechorías, pero fue votado incluso por aquellos que ahora están siendo represaliados, expulsados y separados de sus familias, migrantes sobre todo de origen hispano. Anuncia que va a cambiar el nombre de Golfo de México, llamado así desde el S.XVI por los españoles, para ponerle Golfo de América, siguiendo el principio ya reivindicado en el S.XIX por el presidente de EUA, Monroe: “América para los americanos”, se infería que para los de EEUU. Como he dicho, este señor con nombre de instrumento musical, pero desafinado, ha reelaborado aquello de “América, Primero”, pero solo para los estadounidenses, porque hasta Canadá quieren anexionar.
Debo reconocer que este entramado de noticias externas, tan venenosas como las internas, me está haciendo tal daño al sistema nervioso, que solo me abstraigo leyendo novelas, algo de ensayo, y muchas, muchas series. Quiero protegerme y lo que estoy haciendo, es desviar los ojos o cerrarlos, y ¿saben lo que les digo?, que ahora más que nunca hay que mirar con ojos nuevos e inocentes y luchar contra las caricaturas mussolinianas que solo nos lanzan contra el fin de la Tierra, que ya saben que para unos es plano y no tiene baranda.
Un mundo del revés.
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