El monasterio

24 de mayo 2025 - 03:06

Las cosas en su sitio: en Extremadura hay un tipazo con pintas monacales que es secretario general del PSOE en la región y hasta hace pocos días presidente de la Diputación de Badajoz. Por imperativo de su tonsura, este religioso de monasterio caciquil ha obligado a dimitir de su cargo a una diputada de la Asamblea extremeña y a dar un paso al lado a cuatro compañeros que estaban por delante de él en las listas de acceso a escaño para convertirse él en honorabilísimo diputado y disfrutar de un privilegiado aforamiento. Raudo, fue ungido ilustre representante del pueblo horas antes de que lo procesase la jueza que le ha investigado junto al hermano de Sánchez por supuestamente crearle un puesto de sumo maestro de orquestas en la diputación.

Hay una mártir: la diputada dimitida que le ha cedido en la Asamblea un asiento que ahormar; pero este PSOE cuida de aquellos que considera suyos, y a la futura santa iba a recompensarle este frailecillo prestidigitador con un puesto como subdelegada del Gobierno en Extremadura. A punto de ser canonizada, aparece en escena un señor con un cabreo de tarifeño en verano a decir que nanai, que esto qué carajote es, que santa por mis cojones celestiales: el delegado del Gobierno se entera de la triquiñuela y de que a su mano derecha, la actual subdelegada, la van a obligar a dimitir para que esta virtuosa de la abnegación allane su despacho. El show queda interrumpido, y el escenario es, por ahora, este: el secretario general del PSOE de Extremadura es diputado y la mártir queda desamparada.

Uno, disculpen la blasfemia, ignora ya cuántos cuerpos de Cristo puede digerir su organismo, pero este nos lo acercan a los labios con un aspecto pútrido, y no deja en la boca un regustillo agrio, sino tempestades de amargura. Tras acatar la Constitución, Miguel Ángel Gallardo, secretario general del PSOE de Extremadura, será oficialmente aforado y habrá de ser juzgado por el Tribunal Superior de Justicia de la región en lugar de por un tribunal ordinario si la Asamblea que ahora es su hogar atiende el futuro suplicatorio. No dimitirá porque, a pesar de que los estatutos del PSOE establecen que la apertura de juicio oral obliga al procesado a dar un paso al lado, en noviembre la Ejecutiva flexibilizó este punto y permite continuar en sus cargos hasta que haya sentencia a aquellos que sufren casos de “persecución política”. Gallardo, ay mi pobre, está siendo perseguido; Gallardo, que en enero dijo que no necesitaba salir corriendo a una institución para aforarse e iba a afrontar la causa como el resto del populacho, ha corrido ahora a los brazos de privilegios extemporáneos. El religioso es distinto; el monasterio, el mismo: ese que guarece a los suyos, ese lleno de humedades que son escándalos, ese quebrado por cauces por los que fluyen ríos de desvergüenza.

stats