NOTAS AL MARGEN
David Fernández
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La vida política actual ha reducido tanto sus debates y propuestas que cuesta creer que, tras la muerte de Franco, al abrirse un nuevo horizonte para Andalucía, decenas de andaluces decidieran escribir decenas de libros, exponiendo sus ideas. Una vez caída la mordaza impuesta por la dictadura, surgió un mundo de posibilidades. La diversidad de opciones políticas llevaba años callada, pero llegó el momento de darlas a conocer. Todavía no había caras políticas ni siglas dominantes, y un libro era un arma reflexiva que, por entonces, aportaba esperanza. Un libro, incluso un artículo de periódico, podían crear opinión, entusiasmando a los que salían del soñoliento fatalismo de los últimos años de franquismo. Cuesta, desde luego, imaginar, desde la anodina experiencia actual –en la que los debates políticos se reducen a previsibles frases, transmitidas sin apenas convicción– que aquellos libros llegasen a remover las conciencias de tantos andaluces. Dotándolos de voluntad para leerlos, pero, sobre todo, para escribirlos: lo cual suponía gran dedicación y esfuerzo. En los cuarenta años anteriores, el papel de la literatura se redujo, en gran parte, a mantener las fotos fijas de un costumbrismo de postal o a participar en los juegos florales pemanianos. A finales de los sesenta, el social realismo ya se fue infiltrando en la poesía y en la novela, pero el nuevo ensayo ideológico y combativo tardó en aparecer. La España del sur y Noticia de Andalucía de Alfonso Carlos Comín rompieron con el maleficio establecido, e igualmente, en Córdoba, el psiquiatra José Aumente, logró que su revista Praxis abriera cauces a voces disidentes. Otra revista, Triunfo, se convirtió también en la plataforma de la nueva Andalucía intelectual que empezaba a envalentonarse con la escritura, a pesar de las dificultades. Y ahí pudo estar el germen de la eclosión libresca que cobró vida después de 1975. Sin apenas editores, centenares –centenares– de títulos son posibles de contabilizar en el último cuarto del siglo, reflejando una voluntad manifiesta de articular propuestas políticas como nunca más se ha vuelto a dar en Andalucía. Destacar solo unos nombres, aquí, sin apenas espacio, sería injusto. Sin embargo, recuperar aquella gran labor intelectual es una obligación todavía pendiente.
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