Cupressus
José Ramón Mata
Perdón
Negociación del tratado entre la UE y Reino Unido
Las prioridades declaradas por los políticos españoles y británicos en las negociaciones del tratado Unión Europea / Reino Unido (UE/RU) -que debe regular la relación entre Gibraltar y la UE- lógicamente no deberían coincidir pero, en la práctica, las españolas se subordinan a las británicas y conducen al mayor beneficio de la colonia militar de Gibraltar.
El 20 de junio de 2024, David Cameron, entonces secretario de estado del Foreign Office, declaró ante el Comité de Escrutinio Europeo de la Cámara de los Comunes lo siguiente: "Lo que es absolutamente crucial en estas negociaciones es que la función de defensa, por así decirlo, debe seguir pudiendo operar exactamente de la misma manera que lo hace ahora. El personal, el material deben poder hacerlo. Debemos tener el control y el funcionamiento total de la base aérea sin trabas ni obstáculos. Creo que eso es increíblemente importante porque, en última instancia, es una de las cosas de las que Gran Bretaña se beneficia tanto al tener Gibraltar. Como digo, el Gobierno de Gibraltar ha decidido que quiere tener esta frontera sin fricciones y respeto sus opiniones. Son responsables de las aduanas y la inmigración y también están pensando en el futuro de su economía. Y, de hecho, creo que están tomando la decisión correcta".
Las palabras de Cameron son de agradecer por su claridad. Contrastan con las que dijo poco después Sir Robert Buckland, que fue miembro del Gobierno británico. Se publicaron en Express.co.uk el 22 de julio de 2024. Entre otras cosas declaró: "La soberanía centenaria de Gran Bretaña sobre las islas Malvinas y Gibraltar se verá socavada si el nuevo secretario del Foreign Office, David Lammy, da la espalda a un remoto archipiélago en el océano Índico". La isla más grande, Diego García, alberga una base militar británica de importancia estratégica actualmente arrendada por los EEUU. "La presencia continua de RU y, por lo tanto, de los EEUU en el archipiélago de Chagos es una parte esencial de esa red de seguridad defensiva". "Cualquier cosa que ponga en peligro o reduzca la determinación del RU y los EEUU en esa región es potencialmente perjudicial. Y es por eso que creo que es estratégicamente importante que sigamos haciendo valer nuestra reivindicación". "No olvidemos que estos territorios de ultramar, como las islas Malvinas, han expresado muy claramente su deseo de seguir siendo británicos, y lo mismo ocurre con Gibraltar".
Obsérvese cómo Buckland destaca la importancia estratégica de Diego García, pero no menciona la de Gibraltar. Por otra parte, se refiere a los deseos de la población de Gibraltar pero no menciona los deseos de los 1.500 habitantes de Diego García, a los que, en 1972, expulsaron a la fuerza embarcándolos como si fuesen ganado y dejándolos en las islas Mauricio, a más de 1.000 millas de distancia. Con ellos, ni derechos ni deseos.
Lord Cameron es más sincero que Buckland, pues pone en primer lugar a la base militar. Después menciona la "frontera sin fricciones", es decir, fluidez de tránsito por la Verja, y la relaciona con la economía. Un planteamiento coherente con los hechos y con las repetidas declaraciones británicas a favor de mantenerse aferrados a Gibraltar y a Diego García, incluso en contra del Derecho Internacional.
Para los británicos lo prioritario es seguir en Gibraltar, es decir, en la base militar, y con su capacidad para operar como lo hacen actualmente, al menor coste posible
Para los británicos lo prioritario es seguir en Gibraltar, es decir, en la base militar, y con su capacidad para operar como lo hacen actualmente, al menor coste posible. En realidad no sólo es prioritario, también es una cuestión crítica. Sin ella, para RU el acuerdo con la UE es imposible, aunque se satisfagan las necesidades de la población local y para ésta el acuerdo sea "esencial".
Se comprende el interés británico por Gibraltar, pero recordemos que se trata de una ciudad dentro de una base militar y no al revés como dicen. Forman un conjunto indivisible porque las instalaciones militares están por todo el Peñón, desde el aeródromo de la RAF, al norte, en el istmo ocupado ilegalmente, hasta las de control del tráfico marítimo en el sur, cerca de punta Europa. Sin olvidar el puerto/base naval y los polvorines de misiles, torpedos y munición situados en los túneles dentro del Peñón, junto con los depósitos de combustible. Tienen varias instalaciones de inteligencia de comunicaciones (como las relacionadas con la Alianza de Inteligencia de Comunicaciones, Five Eyes) y otras de inteligencia electrónica, además de las de inteligencia acústica con sus cables y sensores tendidos por el fondo del mar, en aguas españolas, para detectar submarinos en tránsito por el Estrecho.
Por su propia configuración, la base militar depende de la ciudad y de la población local. Mientras el Gobierno británico defiende los privilegios de esa población, ésta le ofrece una excusa -ante la comunidad internacional- para seguir con la ocupación militar del territorio, además de facilitar y contribuir económicamente al sostenimiento de la base.
El problema es que para sobrevivir, Gibraltar depende de España y en ello arrastra a la base militar
El problema es que para sobrevivir, Gibraltar depende de España y en ello arrastra a la base militar. Con una población de 34.000 habitantes (2024), el Peñón tiene 31.523 (2023) puestos de trabajo. Según el Gobierno local, que es el único que proporciona estos datos (a 7 de junio de 2024) Gibraltar tiene 15.117 trabajadores procedentes del norte de la Verja, de los cuales 10.370 son españoles; los demás son de los 26 países de la UE y del resto del mundo. Todos ellos tienen que cruzar la Verja diariamente para incorporarse a su trabajo. Esta dependencia influye en el comercio, la hostelería y el servicio doméstico, pasando por la sanidad y otras actividades como la exportación de tabaco, la banca o las apuestas on line.
La fluidez en la Verja es vital para la economía local, como reconocen las autoridades del Peñón; en ella les va su propia existencia, por lo menos en las condiciones actuales. Es fundamental para la continuidad del turismo. Sin fluidez para personas, mercancías y servicios, la economía local se vendría abajo y con ello, su contribución al mantenimiento de la base.
Las limitaciones al paso libre por la Verja, obligadas por la UE y el tratado Schengen, también afectan al personal militar británico y norteamericano destinado en Gibraltar, así como al material que necesitan para el funcionamiento de sus instalaciones y, para las reparaciones de buques y aviones que hagan escala en Gibraltar aunque es cierto que los técnicos y el material necesario pueden llevarlo en avión desde cualquier otro lugar hasta el Peñón. Dicho sea esto sin olvidar el combustible de buques y aviones que reciben de Cepsa-San Roque (España).
Sin un tratado que les asegure la fluidez, la base militar puede sobrevivir mediante inyecciones económicas del RU, pero eso aumentaría su coste. Incluso el personal militar podrá soportar verse enjaulado, pero esto supondrá una pérdida de atractivo de la colonia como destino. Otra cosa diferente será el sentir de sus familias y el de la población local al verse enjaulada, lo que se agravará al entrar en vigor a partir de noviembre próximo el Entry/Exit System (EES) de la UE.
El coste sería bastante mayor si el RU también tuviese que mantener a la población local mediante subvenciones, como hizo cuando la Verja estuvo cerrada, entre 1969 y 1982, y tratase de conservar su nivel de vida actual. Hoy día no sería fácil pues, como presumen en Gibraltar, se trata de la segunda economía del mundo en renta per cápita, por encima de Brunei, Kuwait etc. Y eso que Gibraltar carece por completo de recursos naturales. Dicho sea de paso, lo que nadie explica es de dónde saca pa' tanto como destaca.
Por parte española, siempre según las declaraciones públicas de nuestros políticos, tenemos que con especial insistencia se refieren, entre otras, a la necesidad de preservar el trabajo de los españoles en Gibraltar.
En este sentido, el diario Europa Sur publicó el 10 de febrero de 2024 una entrevista con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la que entre otras cosas dijo: "Hay 15.000 ciudadanos que todos los días van a Gibraltar a trabajar y retornan. Hay que garantizar la convivencia y el trabajo de estos conciudadanos". (Como sabemos, no existen datos españoles sobre el número de esos conciudadanos que trabajan en Gibraltar).
Casi un mes antes, el 15 de enero de 2024, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en una entrevista publicada en El Periódico de España, expresó: "Yo, lo que le puedo decir es que, de manera muy transparente, hemos planteado un acuerdo generoso y equilibrado para lo que tiene que ser una zona de prosperidad compartida. Lo que se busca es movilidad, la libre circulación de personas y mercancías, la desaparición de todas las barreras físicas para que se pueda dar esa libertad de movimientos y, por lo tanto, de uso conjunto del aeropuerto".
Por su parte, el alcalde de San Roque y presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Juan Carlos Ruiz-Boix, del PSOE, según el Europa Sur de 9 de abril de 2024, resaltó "la propuesta que ha planteado España en la mesa de negociaciones y que prevé la libertad de movimientos de personas, la libertad de movimiento de mercancías, la eliminación física de la verja y el uso conjunto del aeropuerto".
Existen más declaraciones parecidas. De ellas se deduce que las prioridades son:
Es Gibraltar quien depende de la comarca y no al revés, por mucho que pregonen lo contrario desde Gibraltar
Destacamos la libre circulación de personas y el aparente esfuerzo de las autoridades españolas por asegurar la continuidad de los puestos de trabajo -que se deriva de la fluidez del tránsito por la verja- que es, precisamente, lo que necesita la economía de Gibraltar y, mejor aún, si los trabajadores se ofrecen como mano de obra barata. En la colonia saben perfectamente que ninguna fábrica puede funcionar sin trabajadores. Es Gibraltar quien depende de la comarca y no al revés, por mucho que pregonen lo contrario desde Gibraltar.
Por lo dicho, también las fuerzas armadas británicas necesitan a los trabajadores españoles para seguir con su base, aunque los nuestros no trabajen de forma directa y permanente en las instalaciones militares. Con todo, sí que hay empresas españolas, o propiedad de españoles, que apoyan a los submarinos nucleares y otros buques de guerra, británicos o de la US Navy, y no sólo con las maniobras de entrada y salida de puerto; también les facilitan, entre otras cosas, por ejemplo grúas o grupos electrógenos.
La capacidad negociadora de los británicos merece un reconocimiento por su habilidad para que España incluya entre sus prioridades las que interesan a las fuerzas armadas del RU, colaborando así con los intereses militares de la Global Britain. Es el resultado de una gestión afortunada de los trabajadores españoles utilizados como rehenes por parte de Gibraltar, y de una buena dosis de subversión ideológica aplicada, por lo menos, desde la apertura de la Verja en 1982. Tienen una amplia gama de colaboradores españoles que incluye, entre otros, a políticos, sindicalistas, periodistas, profesores, empresarios, receptores de tabaco, clientes del centro financiero y beneficiarios de la asimetría fiscal entre Gibraltar y la comarca.
Ahora, la economía de Gibraltar -y por lo tanto, la base militar- disfruta de la generosidad sin límites y flexibilidad de niveles cósmicos de nuestras autoridades políticas en el tránsito por la Verja y la aplicación de la normativa Schengen. Por concesión gratuita y unilateral de España, supuestamente temporal y sin fecha de caducidad, entre los privilegios de los llanitos y británicos con «tarjeta roja» de Gibraltar se encuentra el que están exentos de cumplir esa normativa.
El problema para los británicos es que la negociación del tratado no es entre el RU y España, sino entre la UE y el RU
El problema para los británicos es que la negociación del tratado no es entre el RU y España, sino entre la UE y el RU y, por mucha influencia que pueda tener España, son los 27 los que deciden si se aplican a Gibraltar las normas que rigen en todo el territorio de la UE/Schengen o se permite que Gibraltar sea como un agujero negro cuya influencia se extienda desde La Línea de la Concepción hasta Helsinki.
Como se ha dicho varias veces, los negociadores intentan conseguir un círculo cuadrado. De ahí los retrasos y el que una negociación que iba para seis meses lleve casi tres años. Quizá, ante la imposibilidad de meter a la base en UE/Schengen, los británicos están con el Plan B: Alargar indefinidamente las negociaciones mientras Gibraltar sigue en el limbo, beneficiándose de la flexibilidad y generosidad españolas y con tiempo para adaptar su economía a su situación fuera de la UE, reduciendo su dependencia de los trabajadores del norte de la Verja. Mientras tanto, el RU adapta la base naval para hacerla menos dependiente de la economía local y del personal civil, e intenta recuperar lo que no tiene, por ejemplo los depósitos del combustible que reciben de España.
En los párrafos anteriores nos referimos a las prioridades y declaraciones de nuestros políticos. Deberíamos suponer que no tienen dudas sobre el hecho de que lo que pretenden los británicos es meter a su base militar en la UE y en Schengen.
En cuanto al ámbito militar español conviene recordar que en la OTAN no es fácil tener responsabilidades personales o colectivas sin el favor de los EEUU y del Reino Unido.
Blog: generaldavila.com
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