Galicia dormida

22 de agosto 2025 - 03:07

Qué lástima los gallegos, las leonesas, los extremeños... Yo he pasado por eso, no van a recibir nada: NADA. Los ayuntamientos podrán algo con empresas locales, recogida de residuos y lo básico, al poco tiempo les dirán que ya no, que han cumplido hasta donde llegan y vendrán con la parafernalia de la zona catastrófica, pero cuando pidan las rentas la mayoría no tendrá derecho a nada, eso sólo beneficia a las instituciones...

… y los seguros: jajaja: dos años después, confirmo, el perito (lástima que esta palabra no sea un insulto) me trajinó para no pagar ni una cuarta parte de lo que podría haber reclamado, porque no trabajan para los clientes: trabajan para las compañías, ése es su negocio y les conviene seguir.

Queridas víctimas de los incendios: esto es como lo de Cristo, un antes y un después, lo único que permanece es una ansiedad permanente y patológica que destroza las cervicales, porque pasaréis el resto de vuestras vidas mirando en verano al horizonte. Querría dar ánimos pero mi experiencia, con el fuego literalmente en la puerta de mi casa, ha sido nefasta en todos los sentidos, salvo en lo familiar y con parte del vecindario: trabajo, carbonilla y soporte.

Ay Galicia, polvorín de España: Tejos, fresnos, acebos, abedules, robles, nogueras, alcornoques, castaños, encinas, chopos, álamos, sauces, todo arrancado para la siembra psicopática de eucaliptos, gasolina de los montes. San Bumerán, patrón de Australia, en sus Visiones del fuego, año 1122, ya pronostica que el día que las temperaturas estresen a Galicia y prendan los miles de kilómetros cuadrados de estos árboles habrá llegado la ecpírosis universal anunciada antes por Heráclito de Éfeso y los estoicos.

Ser político en Galicia hoy es poner sobre la mesa un plan gradual de arranque sistemático de esos árboles y repoblar todo con lo autóctono, ya se hizo antes y se arrasó por intereses económicos que el del Ferrol gestionó, ahora se debe hacer lo mismo y obligar, y hasta regalar la explotación de lo Público a cambio de restauración supervisada, y como siempre: multas de ruina, no se entiende otro idioma. Futuro: gestionan los técnicos, la política son las ideas.

El mundo derrota hacia las grandes ciudades... espejismos de felicidad y oportunidad. El animal que somos no lo tolera, si negamos nuestra naturaleza nos destruimos, decía Epicuro, esas urbes no son más que la fantasía del capital... qué horror, políticos nefastos (¿delincuentes?) y ciudadanía dormida.

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