Mis croquetas

Se equivocó la paloma

Quienes de verdad necesitan la guerra son quienes tienen intereses económicos en la muerte y la desolación

En esta época aceptamos los errores como parte de un constante proceso de aprendizaje, así que viene bien recordar el escatológico ejemplo de que cuando una paloma se te caga encima puede ser fruto del azar, cuando lo hace dos veces puedes empezar a sospechar que algo estás haciendo mal, y cuando lo hace la tercera vez ten claro que la culpa es tuya, no de la paloma.

Y digo esto porque la humanidad no para de perpetrar una y otra vez el mismo error a lo largo de los siglos, desde que el primer anfibio abandonó el uso de las branquias, y ha asumido que la mejor manera de solucionar cualquier problema ha sido la guerra. Invadir para esclavizar, violar, robar, matar y exterminar al otro, que siempre el otro es el malo.

Así que, para mí, malditos sean quienes azuzan los perros de la guerra (el hambre, la espada y el fuego) y se sirven de otros muchos que, amparados en la supuesta grandeza de los hechos de sangre, disponen a su antojo de las vidas de millones de personas para traer la destrucción, tras infundirles un patrioterismo absurdo y grabar a sangre y fuego en sus corazones los "todo por la patria" de turno y sinónimos varios que nunca, jamás, han traído ni una brizna de prosperidad a la raza humana.

Parece que necesitamos la guerra y no nos damos cuenta de que quienes de verdad la necesitan son quienes tienen intereses económicos en la muerte y la desolación, quienes hacen dinero vendiendo armas a los unos y balas a los otros para que entre sí se maten mientras ellos disfrutan en sus zonas neutrales, con su dinero en paraísos fiscales y a salvo de cualquier revés del destino. Muchas veces mientras comparten jarana con el enemigo irreconciliable, que los negocios son así de sacrificados.

En nuestro país vivimos no hace mucho la ignominiosa guerra de Irak, ésa en la que estuvimos como de soslayo según algunos; desgraciadamente, ahora parece que vamos a estar también de soslayo en la que se avecina en nuestro cercano Este. Y es que en las últimas grandes guerras hemos cultivado la filosofía del estar pero que no lo parezca (incluyamos con absoluta propiedad la segunda guerra mundial, en la que también estuvimos) para así acallar conciencias y bocas.

¿Significa esto que justifico la actitud de la madre Rusia? Ni de lejos, no caigamos en una falacia tan obvia. Significa, simplemente, que no creo que la guerra sirva nada más que a los intereses de unos pocos malnacidos a costa de vidas, ilusiones, sueños y generaciones enteras excluidas de la existencia antes de su tiempo.

En la Naturaleza todos tienen un depredador natural. En el caso del ser humano, estoy convencido de que el depredador es el propio ser humano y estoy seguro de que casi nunca morimos cuando nos caga una paloma.

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