Cambio de sentido
Carmen Camacho
Zona de alcanfor
Imposible encontrar un transistor de pilas. El lunes pasado, colas en los chinos para hacerse con uno; por la tarde, carteles anunciaban que se habían agotado los transistores, velas y pilas. En las grandes empresas online, las que suministran al día siguiente sin fallar, los transistores tardan como mínimo diez días en enviarlos. La credibilidad en la palabra de Beatriz Corredor, que ha declarado que no volverá a producirse un apagón como el del día 28, es manifiestamente mejorable. Sigma 2 recoge, tras analizar sus encuestas, que el 9% de los españoles creen que se va a repetir; Hamalgama por su parte dice que 7 de cada 10 españoles están convencidos de que se enfrentarán a nuevos apagones. La dificultad para comprar transistores que antes encontrabas en cualquier chino por unos pocos euros, demuestran que los sondeos aciertan: infinidad de españoles se preparan para que un próximo apagón no les coja desprevenidos. Con el referente del famoso kit de emergencia que aconsejó la UE por si la guerra de Ucrania nos colocaba en una situación de riesgo, lista que ha provocado no pocas chanzas y memes, infinidad de españoles se han puesto a la tarea de comprar latas de comida, camping gas, agua embotellada, pilas, transistores, velas, navajas suizas, analgésicos y juegos de mesa.
El nivel de confianza en Pedro Sánchez y su Gobierno cuando pide tranquilidad se demuestra con estos datos cotidianos. No solo no ha habido ni una sola explicación sobre las causas del apagón, sino que se han constatado las consecuencias de colocar en cargos de responsabilidad a personas de lealtad absoluta al presidente pero sin la experiencia y conocimiento mínimos para asumir las responsabilidades que debe acometer. Y, todavía peor, sin que nadie en Moncloa ni en Red Eléctrica hayan hecho la menor consideración a las voces de expertos que sugerían que se analizara la posibilidad de aceptar la energía nuclear como complemento indispensable de las renovables, apuesta que el empecinado presidente se niega siquiera a estudiar por el terror a perturbar a sus socios y perder su apoyo … y el Gobierno. Somos el asombro de Europa, pero no por la eficacia, coraje y la valentía de su gobernantes para afrontar un problema tan grave como no prever que el sistema energético se podía venir abajo, sino por todo lo contrario. España fue un caos durante muchas horas.
En Bruselas, Teresa Ribera, comisaria de energía, al escribir esta crónica aún no ha pronunciado palabra. Es la principal responsable del fiasco, marcó la política energética española en los últimos años, solo cambió de criterio cuando la eligieron comisaria. En Moncloa, a sus ocupantes no les llega la camisa al cuerpo: temen las denuncias de las docenas de miles de afectados. Y Sánchez, sin inmutarse. Como siempre, aunque España esté para el arrastre.
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