El Congreso, de los Diputados (I)

06 de agosto 2025 - 03:06

El 31 de julio se publicó en el BOE la Reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados para su adecuación al lenguaje inclusivo de género. La denominación de la reforma es una contradicción con la pretensión de la reforma. La Cámara Baja de las dos que componen las Cortes Generales, la otra es el Senado, se llama Congreso de los Diputados y así se recoge en la Constitución cuando se refiere a ella hasta en 18 ocasiones desde los artículos 66.1 hasta el 122.3 que es la última referencia para referirse a esta Cámara como Congreso de los Diputados. Quédense tranquilas las personas políticamente correctas que en la misma Constitución, para referirse a esta cámara legislativa se refiere sólo como Congreso hasta en 35 ocasiones (desde el artículo 64 hasta la disposición transitoria 8ª). Y seguro que el constituyente no estaba pensando en el lenguaje inclusivo, sino simplemente en razones de economía lingüística. Ahora, casi cincuenta años después, como en España no hay otras cuestiones más importantes que atajar –legislativamente hablando- se reforma como digo, el Reglamento del Congreso de los Diputados, que sigue siendo, perdón por la reiteración, Reglamento del Congreso de los Diputados y no Reglamento del Congreso.

Y sostengo que esta reforma se contradice consigo misma porque, a pesar de señalarse en su exposición de motivos que la utilización de un lenguaje no sexista es algo más que un asunto de corrección política, demuestra tanto en el articulado como en la exposición de motivos que sí, que es una cuestión de corrección política nada más. De otra forma no se explica que siga hablando en la misma exposición de motivos de Comité de Ministros del Consejo de Europa (¿no hay ministras?). O mencione al Consejo de Ministros (¿no hay mujeres en el gabinete que preside Pedro Sánchez?).

Y ya en el articulado, apunto a modo de ejemplo la reforma del artículo 4 del reglamento para establecer que “las diputadas y diputados elegidos ocuparán sus puestos”. Si se quiere utilizar lenguaje inclusivo habrá que utilizarlo de forma gramaticalmente correcta. Y debió haberse escrito “las diputadas elegidas y los diputados elegidos ocuparán sus puestos”. Pero no, sus señorías prefieren la correcta política a la política correcta.

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