La ciudad bipolar

Pecar de exceso es igual de inoportuno que caer en el defecto. Algeciras tiene, como pocos lugares en el mundo, una capacidad casi exclusiva de ofrecer el todo y la nada al mismo tiempo, exhibir su anverso y reverso casi con la misma facilidad que la generosidad y el egoísmo individualista. Capaz de reunir lo mejor de sí, al compás de su cara más desprovista del elogio. Concretamente, es capaz de aglutinar en una jornada casi todo lo mejor de la pronta primavera y dejar en duermevela la agenda municipal casi toda una estación al año.

El próximo miércoles arranca la Cuaresma y Algeciras tiene la enorme cualidad de hacer coincidir en una misma jornada una innumerable lista de parabienes que se solapan. Concretamente, el próximo viernes, 7 de marzo, disfrutaremos de una tormenta perfecta. Un viernes digno de carreras, la omnipresencia y multiversos.

Orillaremos en el próximo viernes tras finalizar el triduo del Cristo de la Misericordia. Lo justo para recuperar el aliento y tratar de buscar encaje para saborear el mismo viernes el triduo en honor al Cristo Yacente del Santo Entierro, el triduo de Borriquita o el pregón del Costalero. A todo eso, el mismo 7 de marzo llega uno de los días grandes en la Cuaresma algecireña: el Besapié de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli y un Vía Crucis del Cautivo por las calles del San Isidro.

Ya saben se encontrarán con cofrades de correcalles y lengua fuera; al mismo tiempo que chirigotas y murgas familiares mezclándose con papelillos y serpentinas en la cabalgata y pasacalles que da inicio al Carnaval Especial 2025. Sí, todo el mismo día. Sí, todo a la misma hora. Todo el 7 de marzo.

Vivimos en esa idiosincrasia de la ciudad bipolar en los estados de ánimo. Solo espero no acabar disfrazado de costalero en la cabalgata de carnaval, vestido de la Patrulla Canina en el Besapié del Medinaceli o escuchar los versos del pregonero mientras hago el juramento de reglas en un triduo.