En tránsito
Eduardo Jordá
¿Tú también, Bruto?
Durante la primera quincena de septiembre, un grupo de amigos viajamos a las repúblicas bálticas para visitar algunos de los preciosos parques naturales de esa zona de Europa. Dos excelentes guías, José y Darius, desde Lituania a Estonia, pasando por Letonia, nos acercaron al precioso Mar Báltico. Con ellos hemos conocido el llamado bosque boreal meridional, un bioma formado principalmente por coníferas, sobre todo pino silvestre (Pinus sylvestris) y abetos rojos o falsos abetos (Picea abies), además de otras especies como abedules, robles, avellanos o arces.
Los lagos, ríos, humedales y turberas han formado parte de los senderos que hemos realizado, la mayor parte de las veces con muy poca compañía. A nuestro paso, numerosas especies de setas se intercalaban sobre un tapiz de musgos y líquenes, por cierto, excelentes bioindicadores de la calidad del aire. Los arándanos y otras bayas ocupaban grandes extensiones del húmedo suelo, ofreciendo sus jugosos frutos a lo largo del camino. Tener entre nosotros a nuestro amigo Pablo, un excelente ornitólogo, nos ha ido aportando información sobre no pocas especies de aves, 38 han sido las observadas por él, entre ellas el cisne cantor, el pigargo europeo, garzas y garcetas o serretas, fochas y ánades, sin olvidarnos de los pájaros carpinteros cuyo sonido era fácilmente reconocible a lo largo de nuestro camino. Los mamíferos como alces, osos, lobos o linces también forman parte de este ecosistema pero, obviamente, su presencia era más difícil de observar.
El bosque boreal o taiga se extiende por todo el hemisferio norte, desde Alaska y Canadá hasta Escandinavia y Rusia, formando una verdadera corona forestal en torno al planeta que juega un papel fundamental en la regulación del clima, ya que captura grandes cantidades de CO2. Entre el 30% y el 40% del carbono total del mundo se almacena en estos bosques, tanto en árboles como en suelos y turberas. La taiga es considerada el bosque más grande del mundo, ya que ocupa una superficie de unos 17 millones de kilómetros cuadrados, cubriendo el 15% de la superficie terrestre.
Una interesante investigación de la Universidad de Gotemburgo nos alerta sobre el hecho de que “en un mundo cada vez más cálido, la tundra ártica se está volviendo más parecida a un bosque. Este proceso, conocido como “borealización”, está particularmente extendido en Eurasia y en las regiones montañosas del Ártico, donde la distancia al bosque boreal (norteño) es menor”.
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