¿estaba preparado? Posiblemente sí. Esos dos cajones vacíos a las puertas del Falla en una exhibición con motivo del Congreso del Español en Cádiz no estaban allí al azar. Era de cajón que estaban preparados para SSMM los Reyes. Ya no es noticia, pero es un hecho que ha calado, al menos en un sector que se levantó alucinando con la imagen del rey percu. Más que el modo en que se produjo y que la foto de portada del día siguiente, lo más importante del gesto es lo que significa para los flamencos, para Andalucía y para nuestro acerbo cultural. Toda una declaración de amor por parte de los monarcas hacia un arte que nació en los bajos fondos y que hoy es estandarte de nuestra cultura en todo el planeta, le pese a quien le pese. A todo esto, un diez en marketing al que se le ocurrió este tinglado, aunque casi nubla la razón de ser de la visita; el español.

Nunca anteriormente un rey se había colocado en una posición tan activa frente al flamenco, tan en primera línea. Un gesto que lo humaniza y lo coloca en un plano fresco y cercano a cualquiera de esas muchas personas que desean acercarse a nuestro compás o bien a aprender un instrumento. Y qué instrumento, el cajón peruano, un elemento que adquirió el apellido flamenco cuando nuestro paisano Paco de Lucía decidió importarlo en su reflexionada revolución para nuestro arte. Tanto que muchos piensan hoy que es originario del flamenco. Pero, nada más lejos de la realidad. Véase Rubem Dantas y su obra de ingeniería percutida en el sextet; pilar de todos los percusionistas flamencos de hoy.

Diría yo que no era ésta la primera vez que el monarca se sentaba en uno de ellos, eso seguro viendo el soniquete que llevaba. Lo que hace intuir que o bien toma clases de cajón flamenco o bien tenemos un "rey cajonero" de nacimiento, como se dijo con gracia en el evento.

Necesitamos muchos gestos como éste por parte de aquellos que nos representan fuera, para que al fin nos creamos aquí dentro que el flamenco dejó ya hace muchos años en el camino esa piel reseca y estrecha en la que nada cabe más que el pensamiento único. Que el flamenco es un arte plural, renovado, actual, lleno de futuro y de modernidad. Ese flamenco que nos dejó Paco vestido de cosmopolitismo y que nos representa allá donde vayamos con tanta admiración como sorpresa. Lo que llega al alma sin mediar palabra, sin entender de idiomas. Quizás, si comenzamos a creer en nosotros mismos, entonces seremos capaces de quitarnos de la mente los rancios estigmas de un pasado que hoy no nos representa. El éxito del flamenco a lo largo y ancho del mundo es tan real como tener a un rey cajonero. Para la próxima, si me lo permite, un poquito por bulerías Majestad.

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