Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Zamiatin
Cuando un día después de una revisión rutinaria te mandan más pruebas, ya te hueles algo raro. Cuando llegan los resultados, te los dan cual temible carta de Hacienda y lees en ellos que el bicho aparece, en lo primero que piensas (creo que todos) es en los tuyos. Comunicar esta noticia a las personas que quieres no es fácil, doy fe. Es como una mala resaca, punzante y odiosa, pero tan real como que España se va al carajo. Quien pasó por esto sabe de lo que se siente, putadas de la vida que llegan sin remitente ni previo aviso. Se presentan a bocajarro, cual película de Tarantino. C'est la vie. Estas desordenadas palabras van por los que se fueron, los que están luchando y por los que nos defendimos en las trincheras y conseguimos salir. Un cóctel de sentimientos que me golpean en mis pensamientos, que se repiten mientras espero turno en la peluquería de mi buen amigo Vicente para poder sentarme en ese sillón de barbería y que su arte con las tijeras y la conversación hagan el resto. Vida en vena.
Va por ti, Lorena.
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