Diafragma 2.8
Paco Guerrero
De facilidades
No ha habido una época en la que se proteja más a los adolescentes que la nuestra (hablo de los países ricos, claro), y al mismo tiempo, ninguna que sea más dura y más adversa para su estabilidad mental. Ninguna época en la historia les ha exigido menos en materia de esfuerzo y trabajo y dedicación, y al mismo tiempo, ninguna los ha desquiciado tanto con sus programas educativos puramente ideológicos y con la sobreexposición a unas redes sociales en las que todo el mundo finge que es o muy feliz o muy desdichado, sin términos medios y sin gradaciones de ningún tipo. Así que ninguna época ha creado adolescentes más frágiles y vulnerables y narcisistas, y ninguna los ha enfrentado a una realidad laboral en la que apenas cuentan y en la que lo van a tener muy difícil, empezando por el desafío de la inteligencia artificial. Sí, es cierto que nuestros abuelos y bisabuelos se enfrentaron a una guerra y una postguerra durísimas –y en Europa a cosas que jamás se habían vivido a lo largo de la Historia–, y a su vez, sus abuelos y bisabuelos vivieron en un mundo en el que los niños trabajaban en el campo de sol a sol o tiraban de las vagonetas en las minas de carbón. Sí, claro que sí. Pero aquellos niños al menos tenían la ventaja de que les habían enseñado a apretar los dientes desde que eran muy pequeños y nadie les había prometido que la vida iba a ser color de rosa. Y en cambio, a los nuestros se les ha prometido que el mundo es un lugar en el todo el mundo está destinado a ser feliz, por mucho que la realidad cotidiana lo desmienta día a día y minuto a minuto.
El resultado es que casi ningún adolescente actual posee un mínimo de fortaleza mental o de capacidad de resistencia (los adultos tampoco, pero esa es otra historia).
Y para empeorar las cosas, los adolescentes viven una desprotección existencial pavorosa. Muchos no tienen hermanos ni abuelos –aunque sí muchos perros y gatitos, algunos adoptados–, y también viven en una realidad familiar donde hay poco amor y poco afecto, si es que en su vida existe algo remotamente parecido a una familia. Por supuesto que hay excepciones, pero el mundo adolescente es un mundo de soledad y de vacío existencial en el que apenas existen verdades ni seguridades de ninguna clase. O sea que no, no es fácil ser adolescente en esta época.
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