Pepinismo

Este es nuestro mundo, en el que para regocijo de la democracia no fue necesario votar a los fascistas

Lucho por entender los movimientos humanos. Imposible. Es como acudir a Dios para explicar la Física: la traición de un cerebro ahíto de una causalidad que no existe. Lo que demuestra la victoria del PP en Andalucía no es que la gente quiera que implante su modelo económico de clases, sino que ese modelo ya está implantado.

Nadie votaría contra su propio interés. Este análisis simplón de la izquierda prueba su desnorte y su error teórico, mirando siempre para fuera y nunca viendo la viga que le trepana su pupila. Pensar que la gente vota mal te condena a ser idiota, literalmente, y por tanto te relega a la irrelevancia (¿dónde está la cadena de dimisiones de los adalides de la pulcritud?).

No conocemos a nadie que quiera destruir la Sanidad Pública, a nadie que quiera volar los colegios o los institutos públicos, a ningún partido que proponga eso en sus programas... En cambio, cada vez más hay gente a nuestro alrededor con seguros médicos que les permiten atención directa ipsofacto, tan tentadora y necesaria; gente que si puede lleva a sus churumbeles a colegios 'de pago' sobre todo por el ambientillo, que después de mayor se agradece; cada vez más nos atienden camareros o jefas de cocina con sueldos que nos les permitirían comer en el restaurante cuyas viandas describen con fruición… Este es nuestro mundo, el mundo donde los valores anticonstitucionales, siempre que estén fundamentados en una falsa idea del emprendimiento y de los beneficios, en una idea corrupta de la equidad y en una (in)cultura con basamentos en la tradición y un imaginario patriótico de colores, el mundo en el que, para regocijo de la democracia… no fue necesario votar a los fascistas.

Sólo esto explica que el hundimiento de las consultas primarias, las listas de espera criminales, la deriva ya habitual de las pruebas diagnósticas a la privada, las carreteras ruinosas, el destrozo de la Enseñanza con una rasadura por abajo para generar esta mano de obra pobre y precaria, la falta de ejecución de proyectos claros (salvo el turismo y este desmontaje sistemático del Estado constitucional), la acumulación de pobreza invisible (recluida en barriadas-guetos), una falta de ideología (peligrosa) decante en una mayoría absoluta que un amigo poeta describe así: "¡Hortalizas andaluzas / con sus frutos peregrinos, / ayer de calabacines, / hoy rebosando pepinos!".

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