Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
UNA parábola es la narración de un suceso fingido del que puede deducirse por comparación, una verdad, una enseñanza o, como es el caso, una explicación sencilla de cómo funcionan las cosas en la realidad. Es bien sabido que ya Jesucristo se benefició de las ventajas del género para hacer llegar su doctrina a sus incrédulos paisanos y, la que sigue a continuación persigue algo similar: poner en evidencia el lado esperpéntico del estado autonómico. Estando el presidente de la Junta de Andalucía, inclinado sobre la barandilla del puente de Triana (acaso reflexionando sobre como arreglar el incierto futuro laboral de alguno de sus familiares), observó a un grupo de japoneses deslizándose en una piragua sobre las tranquilas aguas del río Guadalquivir. Al instante se le ocurrió una brillante idea para contrastar internacionalmente el poderío --también deportivo- de su Andalucía imparable: retar anualmente a los nipones a una regata (al modo de Oxford y Cambridge) frente a piragüistas andaluces. Sin demora, ordenó al Consejero de Deportes que organizara (a cargo del presupuesto y retransmitido por Canal Sur) un evento de confraternización deportiva con el Lejano Oriente. Tras una rigurosa selección, ocho remeros andaluces compitieron contra el octeto japonés. A pesar del intenso entrenamiento a que se había sometido la tripulación andaluza, los hijos del sol naciente les sacaron más de 1km. de ventaja en la meta. El presidente quedó profundamente decepcionado y, como gran hombre de Estado, tomó una determinación: ganaría al año siguiente y para ello creó un grupo de trabajo que analizara el problema. Después de exhaustivas investigaciones, los expertos descubrieron que los japoneses tenían siete remeros y un capitán mientras que los andaluces competían con siete capitanes y un remero. A raíz del hallazgo, el consejero de Deportes contrató una prestigiosa -y cara- empresa de recursos humanos para analizar la estructura del equipo. Arduos meses de trabajo llevaron a estos especialistas a una conclusión: el equipo andaluz tenía capitanes de más y remeros de menos. En base a estos informes la Junta decidió cambiar tan ineficaz estructura para la siguiente regata: Habría cuatro capitanes, dos supervisores, un jefe de supervisores y un remero, prestándose especial atención a este último que debería ser el más cualificado, motivado y consciente de sus responsabilidades. El resultado de la segunda edición de la prueba fue aún más desastroso que el de la primera: los japoneses sacaron 2 kms. de ventaja a los andaluces. Como es natural el consejero tomó medidas drásticas: El remero fue fulminantemente despedido por su ineficacia y a los demás miembros del equipo se les dio una multitudinaria cena homenaje en la que se les entregó un sustancioso premio en metálico por el gran estímulo moral infundido a la tripulación. En el informe para el presidente de la Junta, el consejero concluyó que sin duda la táctica había sido la mejor posible y, además, la tripulación había estado excelentemente motivada, era por tanto, el material lo que debería ser mejorado. Recomendaba que se contratara a un gabinete de expertos en aerodinámica y mecánica de fluidos para el estudio de fabricación…. de una nueva piragua.
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