La guerra, la amenaza nuclear, los huracanes, el cambio climático, la escalada del precio de la energía, la posibilidad de una hambruna mundial, el bajo nivel de los pantanos, los grandes incendios en todo el planeta… ¿Sigo? Podría continuar durante horas enumerando desastres que convierten cada día nuestra vida cotidiana en un tormento. Un collage de espanto, dolor, muerte y, sobre todo, de miedo.

Se estudia en Periodismo que la visión del mundo a través de los medios constituye en sí misma la construcción de un escenario caótico de la realidad, un mundo devastador. Aunque a tu alrededor no pase casi nada de lo que ves a diario, este resumen de actualidad hace que nos sintamos frágiles. Sabes que no hallarás barcos empotrados en casa, ni cadáveres en la cuneta, ni un río de lava en tu calle. Pero, en el fondo están ahí, porque están en tu salón, en tu mente y se quedan en el fondo de tu cerebro como un incómodo murciélago, que despliega sus alas sin pedir permiso.

No es un espejismo. Pero, todo lo noticiable contenido en un solo informativo es demoledor para la capacidad de aguante de la audiencia.

Tal vez por ello, es necesaria una vía de escape que rebaje el nivel de presión. Quizás por eso todo un país se rinda con frenesí a los pies de la heredera de la reina, no del trono de Inglaterra sino de corazones, Isabel Preysler. Es decir, Tamara Falcó, que acaba de poner en el diccionario de la calle todo esto del metaverso y el nanosegundo.

Nunca encontré explicación al furor que causa la vida privada de los famosos en la masa. Quizás la sociedad necesita un respiro, aunque sea para evadirse, para soñar, para pensar que ahí fuera no pasa nada y que mañana despertaremos de esta pesadilla. Que será posible acudir a la pescadería sin que el bolsillo merme como si hubiéramos ido a la joyería, que dejen de sonar las armas, que fluya el agua de los ríos y el cielo nos conceda la gracia de la lluvia sin desastres, como un fino manto de prosperidad, que los campos reverdezcan y que al abrir los ojos todo haya sido un mal sueño.

Llega el invierno y hay comunidades de vecinos que ya anuncian que prescindirán de la calefacción. Las estanterías de los bancos de alimentos se quedan vacías, porque muchos de los que donaban son ahora receptores ¿Qué les digo? Que entiendo que la sociedad necesite narcóticos, aunque sean de color rosa, para poder soportar la cruda realidad que se nos viene encima.

El compromiso y ruptura de Tamara Falcó en cuestión de nanosegundos son lo menos que puede preocuparnos y entretenernos en días que se avecinan francamente duros. El papel cuché se reinventa cual sedante. Ha nacido una estrella, mientras el mundo contiene la respiración.

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