La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Nadie respeta las instituciones

Sánchez, soberbio y callado en su escaño, y Puente hablando en la tribuna, buscaban hundir a Feijóo: le hicieron crecer

La inaceptable actitud del Partido Popular de boicotear la renovación del Poder Judicial por motivos puramente partidistas ha sido tan compensada en los últimos meses por las actitudes inaceptables del Partido Socialista Obrero Español que cabe la sospecha de que las dos fuerzas políticas mayoritarias, las únicas que pueden gobernar España, no respetan las instituciones. Menudo panorama. Letal para la democracia.

En los últimos meses hemos asistido a un encadenado de situaciones, decisiones y modos de comportarse que deterioran la institucionalidad política. Con afectación también a los hábitos democráticos. El más intenso defensor de que gobierne el candidato de la lista más votada hace que su partido arrebate varias comunidades autónomas a ese candidato mayoritario, que es del otro partido. ¿El compromiso con la palabra dada ya no vale? El gobernante que prometió traer al prófugo de Waterloo para ser juzgado está a punto de darle una amnistía que entonces no era constitucional. El perdedor de las elecciones se niega a felicitar al ganador durante la noche electoral, y aún no lo ha hecho, una innovación en los rituales de las democracias europeas. El segundo clasificado el 23-J denuncia como una pérdida de tiempo para los españoles la investidura del primer clasificado, que le ha sido encargada por el Rey, con el argumento de que la va a perder por falta de apoyos, lo mismo que le pasó a él en 2016 y 2019 cuando el propio Rey le encomendó investiduras, ambas fallidas (130 y 124 votos, respectivamente). Ahora, en una maniobra presuntamente encaminada a desconcertar al adversario, lo ha despreciado negándose a enfrentarse con él en el debate, después de haber replicado sin dudarlo a la extravagante moción de censura de Ramón Tamames patrocinada por Vox. Esta prepotencia atenta contra la dignidad del Parlamento y humilla en realidad a ocho millones de españoles que votaron al candidato ninguneado. En su lugar designó a un ex alcalde de Valladolid, que lo único razonable y serio que hizo fue criticar las contradicciones del candidato sobre la lista más votada y sus relaciones con la ultraderecha. Todo lo demás fue un montón de mierda, añeja y reciclada, como la foto con el contrabandista (¿cuánto hace? ¿treinta años?) o la infamia de que Aznar instigó los atentados del 11-M. No ha rectificado.

Sánchez callado y Puente hablando hicieron crecer a Feijóo. Buscando hundirlo.

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