La guerra en Ucrania afecta a España directamente en varios sentidos. En primer lugar, como estado miembro de la OTAN tenemos un riesgo cierto ante una eventual escalada del conflicto, peligro real y presente en todos los escenarios estratégicos. En segundo lugar, como estado que ha suministrado armas directamente al ejercito ucraniano hemos sido objeto de una amenaza directa por Putín, que por su fanatismo de rasgos psicóticos es un factor que debe ser considerado seriamente. En tercer lugar, la guerra y las sanciones tienen unos efectos económicos extraordinariamente severos sobre nuestro país con subida de precios, especialmente de las energías, y reducción o incluso, carencia de algunos suministros.

De todo el territorio nacional el área del estrecho de Gibraltar y su entorno es un territorio especialmente afectado y que presenta algunas importantes singularidades. En toda la literatura sobre seguridad y defensa se han identificado tradicionalmente dos potenciales objetivos en la península Ibérica en el marco de enfrentamiento Este-Oeste: la base militar de Rota y Gibraltar, primeramente, bajo los parámetros de la Guerra Fría en tanto que objetivos de la antigua URSS y después, de Rusia como su heredera de los conceptos estratégicos. Es bien conocido que por diversos factores que desbordan esta columna, tanto Rota como Gibraltar desempeñan roles de vital importancia para los principales actores de seguridad occidentales, tanto estados como organizaciones internacionales.

Por otra parte, el estrecho de Gibraltar constituye una vía de navegación transoceánica de enorme importancia y como tal, su defensa y control es vital para el bloque occidental en todo tipo de escenarios. Indudablemente, en un eventual enfrentamiento militar a gran escala constituye uno de los puntos calientes fundamentales.

Especial preocupación ofrece la orilla sur del Estrecho. Llama la atención que Marruecos no condenó la agresión rusa a Ucrania en la demoledora Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas del pasado 2 de marzo en la que una mayoría aplastante, 141 países, condenó la invasión, instando a Rusia a retirarse inmediatamente y sin condiciones del país invadido. Aunque sin duda la razón última de la postura marroquí esté en el Sáhara occidental (Marruecos es un país que también ha invadido y ocupado por la fuerza un territorio vecino) esta posición nos muestra con crudeza la existencia en la orilla sur del Estrecho de un vecino no fiable que puede actuar como un potencial factor desestabilizador, o como ha señalado recientemente el ex JEMAD Fernando Alejandre, como amenaza para España que puede acabar en un conflicto armado. Parece evidente que España debe reajustar su política de seguridad.

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