Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Diverciencia y educación

La inversión en educación no reluce al nivel de la hecha en una carretera porque la formación es intangible

Las calles del centro de Algeciras se llenaron los pasados jueves y viernes con miles de estudiantes de la ciudad y la comarca, junto con otros muchos llegados desde diversos puntos de España y Latinoamérica, para participar en las Jornadas de Ciencia en la Calle, Diverciencia. Se contaron nada menos que 1.600 jóvenes en torno a los expositores instalados en la Plaza Alta y el antiguo hospital de la calle Convento, un éxito de convocatoria logrado sin necesidad de reservar el Llano Amarillo para hacer un macrobotellón. Bravo. El mérito hay que apuntárselo a la Asociación de Amigos de la Ciencia y al apoyo que le brindan la Fundación Descubre y diversas instituciones y empresas.

Las inversiones en materia educativa no relucen al nivel de las hechas en un puente o una carretera, fundamentalmente porque la formación de las personas es intagible: un ministro siempre podrá poner una placa con su nombre en la sala de espera de un aeropuerto, pero jamás en el currículo de uno, veinte o tres mil alumnos brillantes. Lo que se dice hincar codos requiere de tesón, silencio, concentración y años de esfuerzo para obtener éxito, pero quienes tienen en sus manos las políticas públicas necesitan inmediatez y presentar sus logros mediante un tweet, una foto en Instagram o en el periódico y un corte de 8 segundos en el telediario del mediodía. Es esa misma dinámica por la que fijamos nuestra atención en un crecimiento basado en lo económico y no en el desarrollo intelectual de las personas. Solemos medir la riqueza de un país en sus kilómetros de autopistas y líneas AVE, en su renta per cápita (en dólares o en yuanes, quién sabe) sin reparar en la realidad existente en muchas de las llamadas naciones desarrolladas: olvidamos que en EEUU las personas sin seguro médico privado caen como chinches y que en China se vive bajo una puñetera dictadura y nubes de polución.

La pasión y entrega mostrada por los chavales y los maestros que han participado en Diverciencia, compartiendo sus experimentos y aprendiendo unos de otros, nos reconcilian con referentes sociales más importantes a los que, sin duda alguna, debiéramos prestar más atención. Los datos expuestos el pasado viernes en el Foro Joly por el consejero de Educación y Deporte, Javier Imbroda, indican que en Andalucía hay nada menos que 240.000 alumnos en riesgo de abandono escolar, lo cual evidencia que no basta con que haya aulas y profesores cubriendo los horarios.

Hace años que España aguarda un gran pacto educativo que garantice la mejora de la financiación del sistema público y trazar un plan que abarque desde las etapas infantiles a las universitarias, pasando por el dominio de idiomas y por la Formación Profesional. El riesgo de una ruptura social a causa del déficit educativo está muy presente.

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