Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
Mañana, viernes, es 9 de mayo, Día de Europa. Es una celebración que quizás años anteriores ha pasado más o menos desapercibida, pero en esta ocasión tiene una significación especial y, por ello, creo que son necesarias unas reflexiones sobre su significado. La fecha marca el aniversario de la conocida Declaración Schuman, una propuesta histórica presentada en 1950 por el entonces ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, que sentó las bases de la construcción europea sobre las ruinas desoladas que el continente europeo presentaba después de la Segunda Guerra Mundial. La propuesta de Schuman se considera el comienzo de lo que hoy es la Unión Europea e iluminaba el camino de un proceso abierto, de solidaridades colectivas basado en avances progresivos, de pequeños pasos hacia una Europa cada vez más integrada, construida sobre dos pilares básicos: la paz y la solidaridad. En esta declaración se propuso una idea innovadora y sin precedentes: poner en común recursos básicos, el carbón y el acero bajo una autoridad supranacional común europea. Desde la Declaración Shuman, que condujo a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (constituida finalmente en 1951 en París), hasta la Unión Europea de 2025 han pasado setenta y cinco años de un proceso de enorme profundidad de integración, tanto en el ámbito material de competencias como geográfico, con la incorporación progresiva de un buen número de Estados (y la salida de uno, Reino Unido, con el Brexit).
Durante estos años se ha consolidado un continente en paz con un continuo desarrollo económico que ha mejorado la calidad de vida de millones de europeos, consolidando el mercado interior más potente y dinámico del planeta. No todo son luces, hay sombras, algunos oscuras, que en realidad son atribuibles a la actitud de determinados Estados o grupos políticos dentro de la Unión.
Sin embargo, las amenazas hoy son reales y potentes tanto desde el interior como desde el exterior. Desde el interior, la ideología iliberal totalitaria ultranacionalista está cargando con dureza contra los fundamentos de la integración europea. Desde el exterior, la amenaza bélica rusa en el este y la agresividad comercial, política y verbal de Trump hacen más que nunca necesario reforzar el sentimiento de pertenencia a la Unión. En este sentido, el 11 de mayo se ha convocado una gran manifestación para defender Europa y la democracia. Esta manifestación recoge el testigo de la celebrada en Roma en marzo pasado con un seguimiento masivo. Recogiendo palabras del periodista Andreas Rizzi, uno de los promotores, el proyecto europeo es “la única salvación en un tiempo de nuevos imperialismos”. Este 9 de mayo, más que nunca, es el momento de defender la idea de Europa como garantía de defensa de nuestra democracia y Estado de Derecho.
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