Andar y contar
Alejandro Tobalina
Sentido común
Hoy, 20 de noviembre, se celebran 50 años desde el fallecimiento del dictador Franco y el inicio de un proceso controvertido de transición que nos condujo a la democracia española actual. En consecuencia, no es una fecha que pueda pasar fácilmente inadvertida. Mucho se ha escrito ya sobre la transición, el papel del rey y la democracia que terminó consolidándose a través de la Constitución de 1978.
Ahora bien, aprovechando la fecha no sobran algunas reflexiones. La primera deriva del hecho de la propia muerte del dictador a sus 82 años detentando hasta el final un poder absoluto. Importantes factores son la convulsa historia española y el enorme poder de las fuerzas reaccionarias aliadas con las jerarquías católicas, las oligarquías económicas y financieras y los grandes terratenientes agrarios que lucharon denodadamente contra las emergentes fuerzas democráticas en España. También la falta de apoyos exteriores de la democracia española, que contrasta con el decisivo apoyo de la Alemania nazi y la fascista Italia a los golpistas. Una vez derrotadas las fuerzas democráticas en 1939 y consolidada la dictadura, el apoyo estadunidense en el contexto de la guerra fría con los acuerdos de 1953 es también un factor clave para entender la pervivencia de la dictadura.
Una segunda reflexión debe pivotar en torno a las dificultades de superación de nuestra propia historia y las dificultades de algunos sectores de la derecha española para aceptar plenamente las credenciales democráticas y liberarse de pesados fardos franquistas. Esta es quizás una diferencia importante con las grandes familias tradicionales de la derecha europea. La derecha alemana se ha desembarazado hace muchos decenios del lastre nazi, y todos los partidos tradicionales claves del sistema político reniegan públicamente de la figura de Hitler y de sus símbolos. Sin embargo, en España importantes sectores de la derecha tradicional luchan todavía denodadamente contra las leyes de memoria histórica y defienden la pervivencia de símbolos franquistas. Es una anomalía difícil de entender en una democracia madura.
Una tercera reflexión es sobre el auge de ideas franquistas en jóvenes que desconocen lo que supuso una de las dictaduras más crueles que ha conocido la historia de Europa. Por supuesto que el auge de los bulos a través de algoritmos controlados maliciosamente tiene mucho que ver. Pero, sin duda, lo apuntado en la reflexión segunda algo también contribuye.
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