No hay nada que objetar al acuerdo entre Onda Cádiz y Canal Sur para retransmitir el concurso gaditano del Carnaval 2020. La discutible decisión municipal benefició a la imagen de la RTVA, que mostró toda su buena voluntad por la cobertura de unas agrupaciones que en ocasiones se pasaron de ingratas. El Ayuntamiento de Cádiz barrió para casa con clara intención de dejar en evidencia a una corporación que es de todos aunque los unos y otros crean que es sólo suya.

Ante este evidente agravio la autonómica podría haberse hecho el Carnaval por su cuenta y en sus platós. Pero es mejor ser leal y mantener este compromiso con una fiesta andaluza querida que rompió fronteras gracias a la televisión (y al internet más viral, que conste). Canal Sur se queda con el paquete que merece realmente la pena divulgar entre todos los andaluces: las semifinales y la final. La programación no podía estar secuestrada durante una docena de noches seguidas. Cuatro son más que suficientes.

Los forofos de las agrupaciones, de las buenas, malas y horribles, que no sabemos si son tantos, tienen la señal de Onda Cádiz y un youtube inmenso para tomar en píldoras. El concurso del Falla iba a malherirse por sobreexposición, cayendo las audiencias en picado y pasando factura a la propia cadena por esa saturación entre los andaluces que no les gusta esto.

Con una cobertura en su dosis idónea, ahora resta a la actual dirección de la RTVA que imprima un renovado estilo en las retransmisiones, superar por fin los años 90 y contar y animar un espectáculo de tantas horas con un enfoque más actual. Personal hay. De paso, la RTVA aún tiene pendiente hacer una producción documental sobre la historia e intrahistoria del Carnaval con altura, alejándose una mijita de las peñas y acudiendo a la sociología. Seguro que habría plataformas dispuestas a coproducirlo.

Ah, y si ya hay valor de hacer un programa semanal de calidad sobre la Semana Santa, no de beaterío, sería aprobar una asignatura pendiente.