Psicópata + ‘sharksploitation’: el triunfo del descaro y el disparate

Dangerous animals | Crítica

Jai Courtney es un asesino fascinado con el mundo de los tiburones.
Jai Courtney es un asesino fascinado con el mundo de los tiburones.

La ficha

*** 'Dangerous animals'. Terror, Australia, 2025, 93 min. Dirección: Sean Byrne. Guion: Nick Lepard. Fotografía: Shelley Farthing-Dawe. Intérpretes: Hassie Harrison, Josh Heuston, Jai Courtney, Rob Carlton, Ella Newton.

En 2023 Stephen Scarlata dedicó el documental Sharksploitation (lo pueden ver en RTVE Play) al singular subgénero involuntariamente impulsado por Spielberg tras el éxito de Tiburón hace medio siglo. Desde entonces hasta hoy tiburones reales o gigantes, pirañas y saurios prehistóricos han llenado las pantallas hasta superar el medio centenar de películas cada vez más disparatadas que, de momento, han alcanzado sus cumbres (o abismos) en la serie Sharknado o en títulos tan sugestivos como Sharkcula o Cocaine Shark.

Dangerous Animals cruza imaginativamente los temas de los tiburones y del asesino en serie desquiciado, dado a hacer con las chicas lo que Robert Shaw hacía con la carnaza sanguinolenta para atraer tiburones y con una afición que lo podría entroncar con el Carl Boehm de El fotógrafo del pánico. Lo hace con un tono tan descaradamente desenfadado a la vez que tan elementalmente gore que resulta ser una buena atracción de feria que se ve con las reacciones de estar montado en una de ellas.

El encuentro entre el majareta amante de los tiburones y una surfista que no está dispuesta a convertirse en comida para peces es el detonante de un festival de modestos pero eficaces efectos digitales, sangre y vísceras que se toma muy en serio a guasa los disparates de la sharksploitation, superándolos al entroncarlos con el psicópata con aficiones de cineasta.

Dirige el australiano Sean Byrne (Cita de sangre, The Devil’s Candy) con un desahogo, un descaro, una guasa y un retorcido sentido sadiano del horror y del humor (los más viejos recordarán a las bellezas de la Hammer mordidas, azotadas y torturadas bajo lingeries transparentes) que saca todo su sangriento jugo a un presupuesto ajustadito, dando a esta película su atractivo de disfrutón homenaje/parodia a lo peor del peor cine de asesinos locos y tiburones.

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