El guitarrista Manuel Morao refleja en Algeciras su sabia humildad

El guitarrista gitano Manuel Morao pasó ayer por Algeciras. Su presencia iluminó a los grandes enamorados del cante gitano andaluz, a los grandes aficionados, a los que sienten el flamenco de corazón. El Centro Documental José Luis Cano de Algeciras recibió a uno de los grandes referentes actuales del género, a un hombre de sagas, a un artista por derecho, a un sabio de 86 años que despertó ante los privilegiados que quisieron escucharle el peso de una trayectoria infinita y deslumbrante.

La cita no era musical. Se presentó el libro Sinelo calorró: conversaciones con Manuel Morao, obra escrita por Juan Manuel Suárez Japón basándose en las largas charlas mantenidas con el guitarrista jerezano. En la mesa faltaba él, cuya ausencia fue disculpada por un pequeño accidente. Si bien, junto al guitarrista y protagonista de la obra estuvo el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, y el presidente de la Fundación Antonio Mairena, Antonio Carmona, que fue el encargado de introducir las semblanzas de Morao y Suárez Japón.

La presentación de la obra era uno de los grandes actos previstos en el programa de la XXX Feria del Libro Antiguo, de Ocasión y Novedades de Algeciras. En el acto no faltaron la concejal de Cultura, Pilar Pintor, ni el presidente de la Peña Cante Grande, José Vargas, y José Luis Lara, uno de los grandes activos e impulsores del flamenco actualmente en la ciudad.

Landaluce, en sus palabras reconoció la altura de la cita cultural que se preciaba en la tarde de ayer. "Nos aporta y nos enriquece", dejó constar ante los ojos de Manuel Morao, destacó la importancia de poder disfrutar del guitarrista, así como aprovechar para referenciar el valor que en la ciudad se le está dando al flamenco, entre otras cosas con la recuperación en estos años del premio Palma de Plata del Cante Grande. En cuando al libro, editado por la Diputación Provincial, señaló que "nos encontramos ante una obra que abre puertas al flamenco y a la vida, entre vivencias, anécdotas y la devoción profesional y humana de una persona ejemplar, y un entrevistador que hila fino y extrae lo mejor de su entrevistado, sin perder esa improvisación natural que el flamenco requiere cuando la literatura se pone a su servicio".

Manuel Morao, por su parte, destacó a preguntas de este diario su vinculación con Algeciras, apuntando por ejemplo a la familia de los Chiquetete, a los Pantoja. En amistades también destaca y es que el guitarrista, que a sus 86 años demuestra una mente privilegiada, recordó que desde los 14 años lleva viajando a Algeciras. "Venía cuando la ciudad estaba tan en boca por la feria y había mucha vida y nosotros los artistas buscábamos la vida en la feria". Echó la vista atrás incluso a festivales celebrados en la ciudad, cuando venía con compañías.

En cuanto a la obra de Suárez Japón, detalló que son partes de su vida artística, "si tuviera que escribirlo todo en un libro sería muy gordo, pero se cuentan muchísimas cosas de parte de mi vida artística". "Cuando se tiene algo que contar siempre hay algo importante que merece la pena".

Detalló que el libro es su vida desde que era niño, donde nació, creció y se hizo artista. Retrata su trayectoria con compañías, la parte empresarial con los proyectos que el dirigió. Aprovechó también para reconocer que "se echa de menos a Paco de Lucía, un artista de esa calidad y nivel se echa siempre de menos".

Por otro lado, Carmona destacó entre otras cosas la trayectoria de Suárez Japón, catedrático de Geografía Humana en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y que fuese consejero de Cultura de la Junta de Andalucía. Sobre Manuel Morao recordó que se inició con 12 años en el mundo de la guitarra, posee más de 60 grabaciones en todos los formatos, fue el impulsor en Jerez de los Jueves Flamencos, siendo a partir de 1985 el director artístico de varios espectáculos, entre ellos Pasión gitana. Premio Nacional de Guitarra, académico de la Academia de Ciencia y Artes de Jerez y uno de los mayores conocedores del arte gitano andaluz.