Mi casa, teléfono, porrito…

Comedia, EEUU, 2011, 95 min. Dirección: Greg Mottola. Guión: Simon Pegg y Nick Frost. Fotografía: Lawrence Sher. Música: David Arnold. Intérpretes: Simon Pegg, Nick Frost, Jane Lynch, Kirsten Wiig, Jason Bateman, Sigourney Weaver.

De forma silenciosa y discreta, dentro y fuera del mainstream, Greg Mottola se está labrando una impecable filmografía que lo convierte en uno de los cineastas norteamericanos más interesantes de los últimos años.

Si su debut, The daytrippers, parecía encarrilarlo por la senda del cine independiente, su encuentro con el productor Judd Apatow (en la serie de TV Undeclared) lo lanzaba al circuito comercial con Supersalidos, mucho más que una simple comedia gamberra adolescente, una cinta atravesada por una genial locura destructiva y por una inopinada melancolía que la situaban en la cima de esta nueva edad dorada del género.

No nos extrañó así que la siguiente película de Mottola, Adventureland, recuperara un viejo proyecto y el aliento minoritario para trazar un emotivo retrato sentimental post-adolescente que, sin renunciar a ciertos tópicos loser, estaba bañado por un tono crepuscular y una especial sensibilidad generacional a prueba de miradas con prejuicios.

Paul supone un nuevo regreso al cine de encargo, esta vez de la mano de dos cómicos británicos, Simon Pegg y Nick Frost, cuyas anteriores Zombies party y Arma fatal se situaban también entre ese grupo selecto de comedias paródicas que definen el signo de los tiempos desde la desmitificación y el extrañamiento de los códigos del cine popular.

Como salta rápidamente a la vista, Paul revisita con altas dosis de cachondeo la mitología del extraterrestre amigo inaugurada por Spielberg con Encuentros en la Tercera Fase y E.T. En efecto, el encuentro on the road entre dos frikis ingleses apasionados del cómic y un alienígena cabezón, fumador y malhablado (con la voz de Seth Rogen en la versión original), se propone como ejercicio de homenaje a la vez nostálgico y paródico, una revisión de la iconografía de la ciencia-ficción desde el choque de culturas (los eternos chistes de diferencias de costumbres entre Inglaterra y Estados Unidos), una altísima autoconciencia de los resortes del género puestos cariñosamente boca abajo y una nueva variación sobre la eterna inmadurez y la amistad masculinas, los dos grandes temas de la mejor comedia contemporánea.