Cultura

La mirada del algecireño Benítez Barrios sobre Chernobyl llega al CAF

  • El reportero gráfico ha podido ver de cerca las causas del estallido de un reactor nuclear en Prypiate El Centro Andaluz de la Fotografía alberga en Almería su obra hasta septiembre

El reloj se detuvo en el tiempo cuando en 1986 estalló en Chernobyl el reactor número cuatro debido a una combinación de fallos técnicos y humanos. La obra del joven fotoperiodista algecireño Antonio Benítez Barrios, pretende adentrar al espectador en Prypiat, la ciudad fundada en 1970 para albergar a los trabajadores de la planta, actualmente visitada sólo por investigadores, científicos y militares.

Las 35 imágenes en color de la muestra se reúnen bajo el título Chernobyl+25 y colgarán de las paredes del Centro Andaluz de la Fotografía (CAF) hasta el 15 de septiembre. A la muestra que fue presentada acudió el fotoperiodista Antonio Benítez Barrios y el director del CAF, Pablo Juliá.

"Algunos fotógrafos han elegido la temática de Chernobyl como el paradigma de la destrucción, pero pocos han desarrollado una extraña poesía evocadora de la ausencia de las personas que sufrieron esa destrucción horrible. Benítez Barrios es uno de ellos" manifestó Pablo Juliá.

Este joven algecireño, que empezó en la fotografía social cuando contaba tan solo con quince años, consiguió veinticinco años después de la catástrofe, los permisos, un conductor y un traductor, que le acompañaron por el mar de nieve de Prypiat, actualmente visitada sólo por investigadores, científicos y militares. "Recorrí sus calles acompañado también por un soldado que se aburría mientras me veía clavar las patas del trípode, y disparar sin pausa", relató el fotógrafo Benítez Barrios.

Benítez Barrios busca el rastro de las personas que allí vivieron; le interesa más el factor humano que las infraestructuras de la planta nuclear, por este motivo todas sus fotografías han sido tomadas en la ciudad de Prypiat, excepto una de ellas de la planta nuclear.

En la descripción de la exposición se expone que la zona, hoy, es una ciudad fantasma que sigue inalterable e inhabitable. Un reloj detenido en el tiempo. Un camión oxidado durmiendo un sueño perpetuo, abandonado entre un mar de cunas vacías. Una noria gélida, congelada, cuyos fantasmas hablan en susurros cuando el viento hace chirriar sus canastillas. Edificios, casas, escuelas, teatros, guarderías, jardines y campos, signos anacrónicos de propaganda soviética. Todos fantasmas del pasado. Un pasado muy presente.

Benítez destacó su orgullo por haber sido elegido por parte del Centro Andaluz de la Fotografía para dar sentido e imagen a su espacio con su ensayo fotográfico sobre la catástrofe de Chernobyl. Más de 250 premios le avalan, desde el del certamen nacional de arte joven Pancho Cossío en el área de fotografía como la beca Madrid Procesos 2011, que le permitió realizar esta investigación sobre el pasado soviético de Berlín, ciudad en la que pasó dos meses y h a dado como resultado esta exposición.

Si algo le diferencia es su deseo por buscar esos espacios vacíos en los que tomar las imágenes. Empezó por lugares tan dispares como Senegal, Rumania o Georgia, de allí se traía historias enlatadas en su cámara.

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