Cultura

La albacea cree que la duquesa "no se sorprendería" por el pleito

  • Declara que sabía que "si moría con pocos bienes" sus hijos pedirían los bienes de la Fundación

Urquiola de Palacio, albacea del testamento de Luisa Isabel Alvarez de Toledo y Maura afirmó ayer que, de estar viva, la duquesa roja no se "sorprendería" de que sus hijos hubieran demandado como parte de su herencia los bienes que donó a la Fundación Casa Medina-Sidonia.

"No se sorprendería si viviera esta situación", contó Urquiola de Palacio durante su declaración en la tercera sesión del juicio que se sigue por este legado, en el que figura el archivo particular más importante de Europa, con más de seis millones de documentos desde el siglo XII, y su sede, el Palacio de los Guzmanes de Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz.

Urquiola de Palacio explicó que la aristócrata "no era ajena a que si moría con pocos bienes", como así fue, los hijos "podían pelear" por cubrir las partes legítimas de su herencia incluyendo las donaciones con las que la duquesa constituyó en 1990 la Fundación Casa Medina-Sidonia.

Tanto Urquiola de Palacio como Carmen Olías, también albacea del último testamento que la duquesa rubricó en 1990 y que compareció ayer en el juicio, contaron que en muchas ocasiones Luisa Isabel Alvarez de Toledo y Maura les preguntó: "¿Creéis que conseguiréis que el archivo no salga de Sanlúcar, que esté todo junto?".

"Nosotras contestábamos que haríamos todo lo posible. Pero, al preguntarlo tantas veces, estaba dando por supuesto que no estaba tranquila", apuntó Carmen Olías.

Pero "una cosa es que esos bienes (protegidos legalmente como Bien de Interés Cultural y como Monumento Histórico Artístico) se mantengan juntos y en Sanlúcar de Barrameda y otra de quién sean", señaló Urquiola de Palacio.

En opinión de la albacea la duquesa quería proteger que la fundación siguiera teniendo a su muerte su fin público y social y "posiblemente" le hubiera gustado que estos bienes quedaran "al margen" del caudal hereditario de sus hijos, en manos de la institución pública.

Pero, según explicó, al donarlos excedió el tercio de su patrimonio que era de su libre disposición y supuestamente afectó los "derechos legítimos" de sus hijos sobre su herencia: un tercio a repartir entre los tres y otro tercio para el mayor de ellos, el actual duque de Medina Sidonia, heredero universal.

La albacea bromeó con que la duquesa "a lo mejor jugaba a la lotería" para satisfacer los dos tercios de su patrimonio que correspondían a los hijos sin que fuera necesario incluir en su caudal hereditario los bienes de la Fundación.

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