Cultura

Sepúlveda retrata el "lado humano" de sus compañeros de militancia

  • El escritor chileno afincado en España cuenta en 'La sombra de lo que fuimos', Premio Primavera de Novela, la historia de unos perdedores "que saben por qué perdieron"

Las novelas distinguidas en la última edición del Premio Primavera, convocado por Espasa, se acercan a episodios significativos de la historia del siglo XX con el propósito de alumbrar, desde la ficción, las zonas de sombra que encierran. Mientras el chileno afincado en España Luis Sepúlveda, ganador del galardón, compone en La sombra de lo que fuimos un relato crepuscular en torno a unos militantes de izquierdas que se reencuentran y ponen en común las contradicciones del camino emprendido, el finalista José María Beneyto retrocede en Los elementos del mundo a los tiempos del nazismo para indagar sobre la identidad y la culpa y cuestionarse cómo fue posible que la culta y civilizada Alemania abrazara la barbarie promovida por Hitler.

Sepúlveda, que ha escrito "una novela de perdedores que saben por qué perdieron", se inspira para su narración en una experiencia personal vivida hace cuatro años. Entonces, se reencontró con amigos de juventud y entre todos descubrieron que les unían, rememora el autor, "más cosas en común de las que habíamos imaginado". Habían padecido la cárcel, la clandestinidad, el exilio; tenían a alguien perteneciente al "inventario personal de los afectos" desaparecido por culpa de la dictadura, pero, más allá de tanto dolor, también se habían equivocado: compartían, en opinión del escritor, algunas notables "meteduras de pata". El hallazgo de esta "dimensión humana alejada de la épica" hizo pensar al creador de El viejo que leía novelas de amor que "necesitaba" contar esas vidas.

Tras ese ejercicio de memoria, Sepúlveda sigue creyendo en los sueños, en la resistencia ante el orden establecido. "La juventud tiene una responsabilidad, que es precisamente ser joven. No debe dejarse envejecer, ni adaptarse sin más al modelo que hereda", sostiene el narrador. Después de la promoción del premio, Sepúlveda, cansado de que siempre se recuerde a Neruda como alguien "amargado o amoroso hasta el extremo de la gilipollez", se pondrá con un documental que mostrará "la cara lúdica" del poeta.

Beneyto, entretanto, debuta en la novela tras una trayectoria en el ensayo y la poesía, y lo hace también con un libro en el que vuelca inquietudes personales. El escritor reconoce que, cuando estudió en Alemania, se sintió intrigado por la historia de un prestigioso jurista que colaboró con el régimen nazi y redactó leyes que posibilitaron el desmantelamiento de la República de Weimar. Este profesor, al que Beneyto ha perfilado "intentando que no fuese un monstruo ni una caricatura", representaba "al pueblo que se vio arrastrado por Hitler". Los elementos del mundo se plantea pues como "una indagación en las causas, los motivos, de algo como el nacionalsocialismo", un homenaje de su autor a sus "amigos alemanes" que recibieron, entre el pasmo y la culpa, el terrible legado de un brutal periodo histórico. Esos amigos alemanes han quedado fascinados por el acercamiento a los hechos. "Entre ellos está el embajador de Alemania, que me dijo que sólo podía leer unas cuantas páginas seguidas porque quedaba conmocionado. Los que la han leído creen que no se había hecho, hasta ahora, un tratamiento del fenómeno nazi tan desde dentro", asegura sobre su proyecto.

Sobre la casualidad de que ambas obras ahonden en la Historia reciente, Beneyto cree que "hay lectores que buscan que una novela les diga quién es con respecto a su pasado", en parte porque "el presente se acelera cada vez más" y porque el puzle se completa con nuevos datos. En los últimos años, apunta el escritor, "se están desvelando archivos que permanecían ocultos" y "se están conociendo detalles muy interesantes de lo que fue el siglo XX".

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