Los edificios tienen su pulso, la piedra y el cemento hablan de los que en sus paredes habitaron y siguen haciéndolo incluso cuando tan sólo son, objetivamente, espacios vacíos. De esta premisa parte el fotógrafo algecireño Óscar Carrasco, que se ha propuesto en su serie Inhóspita ir más allá: atrapa la atmósfera de estos lugares e imagina a través de su cámara cómo fue la vida en ellos, pero también capta su "belleza sórdida" y reflexiona sobre la sociedad por medio de sus ruinas. Se trata de un trabajo sorprendente y muy interesante y con difusión internacional. Forma parte de una muestra colectiva de autores de la galería Luis Adelantado de Valencia que se expone hasta el sábado en Shanghai, la mayor ciudad de la inmensa China. Ayer se inauguró.

Carrasco ha viajado por el interior de Alemania y por Bélgica, de donde acaba de llegar. En su singladura ha encontrado "edificios impresionantes", como un hospital mental que sirvió de acuartelamiento durante la Segunda Guerra Mundial. Espacios de aislamiento insospechados para los propios lugareños, muy respetados y no convertidos en escombreras, como es rigor en España. De dos de ellos, a las afueras de Berlín, el algecireño ha sacado las tres imágenes que expone en Shanghai.

"Sigo reflexionando sobre la ruina contemporánea", explica Carrasco, que en un proyecto anterior retrató cárceles abandonadas. "Hoy en día la ruina es breve; es un nuevo concepto. Hoy sobrevivimos a la ruina. Antes la ruina nos sobrevivía a nosotros". Así las cosas, se produce "una nueva nostalgia". "Los edificios históricos desaparecen rápidamente o se olvidan, son sitios como los de Inhóspita, perdidos. Se trata de un proceso acelerado. Antes de que el recuerdo pueda sedimentar, ya hay otro edificio en su lugar. De cualquier modo, si se explora y se busca, se pueden encontrar".

"Sigo intentando transmitir esa gelidez, esa frialdad arquitectónica de los espacios que sirvieron para aislar a cientos de personas", detalla Carrasco, quien resalta que, a pesar de la situación de esos inmuebles, destilan una "belleza explícita, sórdida y de decadencia".

El mensaje que transmiten las fotografías del algecireño es que "una sociedad sin ruinas es una sociedad desmemoriada". Las imágenes disertan sobre una "sociedad mal tratada" y en torno a la "fugacidad del tiempo", exploran el "vínculo con la historia pasada".

Existe incluso un componente inquietante en las imágenes de Carrasco, pues reflejan perfectamente vida abandonada, casi demandando auxilio. En esos edificios que enseña en color en el Shanghai Exhibition Centre, junto a 16 autores más -entre ellos Luis Gordillo-, el algecireño pasó jornadas completas, de la primera luz del día a la última. Esa luz, por cierto, era escasa, por lo que requirió largas exposiciones. La misión era mirar y adentrarse y volver a mirar. Carrasco ha logrado que en un muro desconchado se vea a un soldado soviético tratando de derrocar al Tercer Reich.