Cultura

Juancarlitros, porque es total

Comedia, España, 2010, 100 min. Dirección: Borja Cobeaga. Guión: B. C. y Diego San José. Fotografía: Aitor Matxola. Intérpretes: Unax Ugalde, Julián López, Alexandra Jiménez, Secun de la Rosa, Mariam Hernández, Marivi Bilbao, Ramón Barea.

Borja Cobeaga arranca su segunda película en un aeropuerto, allí donde dejaba, en un bucle interminable, su divertido y estimulante debut Pagafantas, una de las cintas españolas que mejor ha sabido emparentar con la regeneración que, en clave posthumorística, atraviesa la mejor comedia contemporánea.

No controles cambia la insidiosa canción Entre dos tierras de Héroes del Silencio por la no menos generacional y pegadiza No controles de los Olé Olé de Vicky Larraz, himno tecno-pop cuyo espíritu kitsch atraviesa esta nueva historia de amor trufada de obstáculos, quintaesencia del género en su versión más clásica, que apela a un espectador en la treintena larga cuyas referencias pasan por la cultura popular de los años ochenta, arcadia que revive hoy en todo su esplendor y miseria gracias, entre otros motivos, a los delirios iconoclastas de troupes como la de Muchachada Nui. Y es que hay algo de chanante en el humor que maneja Cobeaga, que repite aquí con Julián López como actor para encarnar al personaje más goloso y desaforado de la función, aunque lo suyo sea más bien el manejo, muy de oficio de escuela, de los resortes estructurales, narrativos y tonales de la comedia romántica norteamericana (de John Hughes a Nora Ephron) que triunfaba en esa misma década de referencia adaptada al paisaje, el paisanaje y el lenguaje patrio.

Con una brillante situación de partida que sitúa a nuestros protagonistas en pleno atasco aeroportuario en la noche de fin de año, No controles modula los resortes de la comedia más salvaje, digresiva y embarazosa entre los pliegues algo ñoños y demasiado complacientes (a pesar de los guiños al Gondry de Olvídate de mí) de una relación sentimental entrecortada que vive de la nostalgia como alimento. Aún así, lo mejor de esta película con altibajos llega siempre (y son muchas veces) cuando dos personajes secundarios, el memorable Juancarlitros Desfás que interpreta un Julián López descomunal (no se vayan sin ver los créditos finales ni tampoco dejen de visitar la web www.juancarlitros.com) y el Juanan achicharrado que encarna el no menos inspirado y suelto Secun de la Rosa, se adueñan literalmente de la función con sus chistes sin gracia, sus cuerpos singulares y sus constantes incorrecciones políticas mientras un blando Unax Ugalde hace mohines de principiante para intentar reconquistar a su antigua novia, una Alexandra Jiménez (Spanish movie) que despide ese encanto irresistible de las heroínas del género.

Generoso en la escritura de diálogos y muy atento al lenguaje cómico de la calle y a las referencias de actualidad, irregular empero en el balance de los tempos, subidas y bajadas del ritmo del filme y perezosamente funcional en cuestiones de puesta en escena, muy supeditadas al carácter escenográfico de los decorados y sets, Cobeaga confirma en cualquier caso su innegable talento, el más prometedor de todo nuestro cine en el siempre difícil género de la comedia, a la hora de crear personajes memorables que piden a gritos su correspondiente spin-off.

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