Cultura

Curro Romero ya es miembro de la Academia de Bellas Artes

  • El diestro de Camas defiende en su discurso su concepto de armonía y brevedad en el toreo y afirma que su nombramiento es un reconocimiento a la Tauromaquia

Breve e intenso. Humilde y con gracia. Sin querer hacer ruido pero desbordado. Así tomó posesión Curro Romero de su plaza de académico de honor en la de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, en un acto celebrado en la Casa de los Pinelo con incuestionable solemnidad. Nervioso confesó al verse ante un auditorio con mesa, discurso y micrófonos: "Está claro que estos no son mis avíos, por lo que ruego que me echéis un capotillo para templar los nervios". Romero habló poco, pero con un mensaje muy claro. Quiso que todos interpretaran su nombramiento como un reconocimiento a la Tauromaquia, junto a disciplinas como la pintura, la escultura, la música o la medicina: "Gracias por darle a la Fiesta la categoría de bellas artes".

Arrancó su intervención, leída despacio, con la misma velocidad con la que siempre ha entendido sus faenas, con unas palabras de homenaje a sus compañeros: "Mi profunda gratitud a los toreros que se fueron: Belmonte, el Gallo, Chicuelo, Ordóñez. Y a los que están hoy entre nosotros que han venido para engrandecer este acto. En primer lugar, nombro a Pepe Luis, que por razones de salud no está aquí hoy, pero que lo representa su hijo, el gran torero Pepe Luis Vázquez Silva. A Ortega Cano, Emilio Muñoz, José Tomás, Cayetano Rivera, a mis amigos de toda la vida Miguel Báez Litri, Julio Aparicio, Antonio Chenel Antoñete, Rafael Jiménez Chicuelo, Alfonso Ordóñez, Julio Pérez Vito, Andrés Luque Gago, Ángel y Rafael Peralta, Fermín Bohórquez, Luis Valdenebro, ganaderos como Dolores Aguirre, Rocío de la Cámara, Gabriel Rojas, Eduardo Miura, Álvaro Martínez Conradi y Borja Prado, a mi amigo y apoderado Manuel Cisneros, a mi mozo de espadas Gonzalito, que siempre ha estado a mi lado desde los comienzos, empresarios, médicos como Ramón Vila, que gracias a todos se hace posible la continuación de este arte".

Romero defendió la Tauromaquia que ha sido fuente de inspiración de los pintores Goya y Picasso, los músicos Falla y Turina, el escultor Benllure y los poetas Alberti y García Lorca. Acto seguido, el diestro de Camas esbozó toda una defensa del oficio: "Desde que comencé he dicho siempre que los toreros no somos matarifes, que aunque nos llamemos matadores de toros y éste sea nuestro oficio, nuestro destino y nuestra voluntad es otra, es la de crear belleza allí, como una escultura sin piedra, una pintura sin lienzo, una música sin notas, sin otros instrumentos que el capote y la muleta... Y elementos de las bellas artes, como son el tiempo, el espacio, las distancias y los terrenos".

Y, por fin, la Tauromaquia según Curro: "Todo debe tener su proporción, que en el toreo se llama distancia, se llama tiempo, sentido de la brevedad, con veinte muletazos se es capaz de plasmar todo, de transmitir, hacer suave lo que parece violento, acariciar, eso es lo que siempre he querido, llevar al toro, ese animal tan potente, a la velocidad que tú quieras. Y todo con su ritmo, con su compás que es ese sentido del tiempo que te va marcando lo que tienes que hacer"concluyó Romero.

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