Cultura

Barrera, oreja a un Cebada en Pamplona

  • El sevillano cuaja una faena a un buen toro del hierro gaditano. Sergio Aguilar, vuelta al ruedo

El sevillano Antonio Barrera cortó ayer la única oreja de la tarde en Pamplona donde el triunfador, sin orejas, fue el madrileño Sergio Aguilar que dio una vuelta al ruedo en su primero y cuajó una tarde seria e importante con el peor lote de la mala corrida de Cebada Gago.

Aguilar sorteó en primer lugar un tercer toro complicado, siempre quedándose debajo y volviéndose para buscar al torero con el que el vallecano nunca volvió la cara, muy seguro, firme y valiente. Al igual que ocurriera en Madrid, el esfuerzo y el valor seco de Aguilar pasó desaprcibido, pese a lo que el torero madrileño se decidió a dar una vuelta al ruedo bien ganada. El sexto, un toro que desarrolló sentido desde que pisó plaza y al que Aguilar lo paró por abajo y bien con la capa, se arrancó hasta cuatro veces de manso al peto. En la muleta, el toro quisó coger siempre al torero que planteó la faena como si tuviera delante un toro de triunfo. De nuevo esas mismas bases de firmeza, valor y exposición, robó algún natural de mucho mérito y no rectificó la planta aguantando coladas y terminando por encima del toro.

Barrera le cortó la oreja a un manejable toro de Cebada Gago que rompió plaza, tocado de pitones, serio y ofensivo por delante, con el que Barrera puso ganas con la capa, entró en quites y, con la muleta, fueron de nuevo las ganas el principal aval de una faena en la que Barrera se metió demasiado pronto encima del noble animal que terminó acusándolo. Mató de buena estocada y cayó la oreja. El cuarto fue un toro complicado, que se metía por el pitón izquierdo y con el que Barrera tomó pronto precauciones antes de matarlo de un espadazo .

Francisco Marco sorteó un segundo manso que se coló ya en los primeros tercios. Avisó al navarro en un comienzo faena de rodillas en tablas donde apretó el toro desconfiando todavía más al de Estella, muy difuminado y falto de recursos durante todo el trasteo. El quinto fue el toro de menos gracia de la corrida, muy bajo de raza, que manseó. Marco estuvo entregado.

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