Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
El sociólogo Amando de Miguel, que considera que distinguir entre ciudadanos y ciudadanas es "muy aburrido" y "se puede llegar a la estupidez", acaba de publicar el ensayo Hablando pronto y mal (Espasa), en el que defiende que el lenguaje de la esfera pública "se ha hecho coloquial en exceso".
"Fíjate que nunca se dice corruptos y corruptas, parados y paradas. No es coherente la norma, siempre se hace ese doblete con palabras que agradan", indica De Miguel (Pereruela de Sayago, Zamora, 1937).
Catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, De Miguel pretende subrayar los errores, disparates e inadecuaciones que habitualmente se dan en el castellano, porque "escribir sobre lo bien que hablamos resulta muy aburrido".
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